01/02/2016

Sinatra at the Sands cumple 50

Sinatra en el Sands —  todas las fotos (salvo las cubiertas de discos) de John Dominis/Getty Images
«Probablemente haya sido la serie de actuaciones más excitante de toda mi vida, desde el principio de mi carrera.»
Frank Sinatra sobre sus actuaciones con Count Basie
en el Sands de Las Vegas en enero de 1966

El pasado diciembre se celebró el centenario del nacimiento de Frank Sinatra. No voy a entrar en detalles sobre su importancia como parte del momento en que la música popular implicaba un nivel de virtuosismo inigualable por parte de intérpretes, compositores y letristas; dejémoslo en que si es usted melómana o melómano, debería tener al menos dos o tres discos suyos en casa.

Entre su poblada discografía, una de las piezas más populares —no necesariamente la “mejor”, ¿cómo se mide eso?— es Sinatra at the Sands, grabado en la última semana del mes de actuaciones continuas en la Copa Room del Hotel Sands de Las Vegas, que terminó el 1 de febrero de 1966, hoy hace cincuenta años.
«La orquesta de Basie era como una estampida. Cuando se avalanzaba sobre ti, desde el primer compás, sabías que tenías que formar parte de ella o te perdías […] Hicimos cosas con mucho swing […] Yo traté de mantenerme en el ámbito de lo que tocaba la orquesta. De alguna forma me dejé llevar un poco.»
Frank Sinatra sobre sus actuaciones con Basie en el Sands

Fila trasera: Quincy Jones, Frank Sinatra, Count Basie, Grover Mitchell, Marshal Royal, Bobby Plater.
Fila delantera: Teddy Reig, Al Grey, Eddie “Lockjaw” Davis, Freddie Green, Bill Hughes,
Sonny Payne, Eric Dixon, Charlie Fowlkes, Al Aarons, Henderson Chambers, Sonny Cohn, Harry “Sweets” Edison, Leon Thomas.

At the Sands fue un sueño cumplido de Sinatra, la posibilidad de cantar de seguido con Basie. Este sueño venía de décadas atrás y, tratándose de alguien con el oído de Sinatra, es un buen recordatorio de la importancia del propio Basie como líder de su orquesta, independientemente de la época o sus acompañantes, y puede tener que ver con su habilidad sobrenatural de establecer el tempo exacto para cada tema. Como el propio Sinatra dejó dicho,
«No se puede tocar con swing si una banda no fija el tiempo adecuado. Da igual lo bueno que seas, no saldrá bien.»
A lo que cabe añadir lo que dijo de la banda de Basie
«Esta es la mejor orquesta de toda la historia del planeta.»
Count Basie y Frank Sinatra ensayando en California, verano de 1965. Wyatt Ruther al contrabajo.

Hipérboles aparte, la afinidad entre Sinatra y Basie es evidente. El propio Basie y sus hombres apreciaban a Sinatra, y varios de ellos han dado testimonio de su seriedad a la hora de preparar y ensayar el repertorio, junto con su ligereza en el estudio —donde su ideal era hacer una sola toma—, así como de su disposición a asumir los gastos necesarios para llevar a cabo esos preparativos y ensayos. Además, está la notable conexión con Eddie “Lockjaw” Davis, a quien Sinatra le provoca la carcajada en “I've Got a Crush on You” y la versión alternativa (luego lo explico) de “Street of Dreams”.
«... hablando de lo preparado que le gusta estar a Frank, cuando se enteró de que la banda tenía un par de días libres justo antes de que abriéramos en el Sands con él, y se encargó de que la banda volase a Las Vegas desde Chicago pagándolo de su bolsillo. Así es Frank […] Nunca lo verás con el piloto automático. Estoy seguro de que podría haberse relajado en el Sands, y aun así habría sido sensacional. Pero Frank no es así.»
Basie sobre Sinatra (Good Morning Blues — The Autobiography of Count Basie)

Sinatra ensayando con Basie en California, verano de 1965


El disco en sí es una colección de clásicos de Sinatra adaptados para la orquesta de Basie. En la portada dice “arreglado y dirigido por Quincy Jones”, pero en realidad se trata de los arreglos de  Nelson Riddle, Gordon Jenkins y Billy May levemente retocados para ajustarse a la instrumentación de big band de Basie, la única forma razonable de abordar el asunto. Esto funciona sin problemas en los temas más vivos (“You Make Me Feel So Young” incluso se lleva la intro de piano del viejo éxito de Basie “Everyday I Have the Blues”), pero no tanto con las melancólicas “It Was a Very Good Year” y “September of My Years”, en las que en lugar de las frondosas cuerdas, Quincy Jones —según la biografía de James Kaplan— ensordinó los metales y dobló la primera trompeta con tres flautas en unísono.

El tema que sí se separa radicalmente de la versión original es “Where or When”, que el arreglista Billy Byers convierte en un tema de Basie más que de Sinatra, con un arreglo con “llamadas y respuestas” y un tempo medio ideal para convertirlo en una exhibición de swing. Lejos de ser una basta explosión, Byers introduce detallitos como la paráfrasis del “Bebop” de Dizzy Gillespie o la tercera menor —contra un acorde mayor— que toca el contrabajo cuando Sinatra canta «mem» en «... can't remember where or when».



Byers, totalmente anónimo en el elepé original, es uno de los puntales en la sombra de este disco. Colaborador y “negro” habitual de Quincy Jones, se encargó de la mayoría de los arreglos de At the Sands según Will Friedwald en su libro Sinatra — The Song is You!. Aparte del “Where or When” estrenado en esta serie de actuaciones (y desde entonces adoptado por Sinatra como definitivo), también se encargó de “The Shadow of Your Smile” y “Get Me to the Church on Time”, ninguna de las cuales llegó a quedar grabada en estudio. Con respecto a la relación de Byers con Jones, un tipo con una carrera suficientemente brillante como para requerir medallas que no le corresponden, esto dice Byers, citado en el libro de Friedwald:
«Quincy era un arreglista excelente, pero ya no escribe. Encontró una forma de trabajar mejor y más fácil. Quincy es un hombre extremadamente motivado y le cuesta pasarse sentado el tiempo suficiente como para escribir completar una partitura entera. Para orquestar tienes que ser un recluso, como lo era Nelson [Riddle]. Quincy prefiere mucho más tratar directamente con los clientes, haciendo lo que yo llamo su “espectáculo personal”.»
Más protagonistas que merecen una mención: Bill Miller, el pianista eterno de Sinatra, que aquí sustituye a Basie en unos cuantos temas y también toca la celesta (“The Shadow of Your Smile”); su arreglo para piano, canónico, de “One for My Baby” es una obra maestra de la aplicación del blues a un standard. Otro músico con un extenso historial de colaboraciones con Sinatra, invisible en el disco fue, además, miembro de la primera orquesta de Basie: el trompetista Harry Edison, incorporado aquí para tocar sus obbligatos improvisados, como en “Angel Eyes”, arreglado como trío de voz, piano y trompeta.

Los otros dos individuos que merecen un saludo son, primero, Freddie Green, cuya guitarra fue parte indispensable del “sonido Basie” durante cincuenta años, dándole una especie de segunda línea de bajo y también una rara melancolía. Su guitarra, aunque acústica, se oye perfectamente en esta grabación (como en el instrumental “All of Me”, otro arreglo de Byers), que nos lleva al último homenajeado: el ingeniero de sonido Lowell Frank, que obró maravillas con tan solo cuatro pistas.

Y después de todo, está Sinatra. Pleno de facultades, cuidadoso con la música y con un control de la voz y la respiración que le dejará sin aliento: pruebe a seguirle en el principio de “Don't Worry 'Bout Me”.

“We're gonna take this here building and move it three feet that way!”
Foto de John Dominis/Getty Images

One more time

Como sabrán algunos lectores, hoy en día tenemos más música de aquella última semana de enero. En 2006, Reprise/WEA publicó la caja R2 74075, un compendio de 4 CD y un DVD titulado Sinatra: Vegas, en el que se incluían cinco conciertos. El segundo disco consiste en una versión alternativa de Sinatra at the Sands, con casi los mismos títulos, en el mismo orden, pero grabados en pases distintos, (en el “descanso del té” Sinatra menciona que es sábado: 29 de enero). Las versiones incluidas en este disco son más holgadas, menos pulidas (como “Don’t Worry ’Bout Me”), más informales, ya desde “Come Fly with Me” («¡Estoy cansado!», exclama el cantante), y “I’ve Got a Crush on You”, que convierte en el típico número de circo del Rat Pack, hablando al público, a la banda, e incluso al productor, Sonny Burke («ya nos saldrá la próxima vez, Sonny, no te preocupes: mantén la cinta en marcha»).

En general, los comentarios de Sinatra aquí son más libres, y el monólogo, con partes idénticas al ya publicado, es más ligero, más ligado a la actualidad del momento y más corto, lo que se agradece, dadas las limitaciones de Sinatra como cómico, especialmente si lo comparamos con Dean Martin (de quien Sinatra apunta que le sustituye los lunes). Hay también aspectos curiosos, como el «sex!» que lanza en la parte instrumental de “Fly Me to the Moon”; en el “Come Fly with Me” del disco original también lo hace: ¿quizás fuera una señal para descartar una toma? Finalmente, el “Luck Be a Lady” de esta caja no es el mismo que la toma fantasma que aparece en la versión de la serie “Entertainer of the Century” (Reprise CD 9 46947-2; digo “fantasma”; porque no salía en el disco original y tampoco aparece en la última reedición en CD).

"Welcome to Jilly's West, where the elite meet to eat... and if I rhyme that..."

Algunos de los comentarios de Sinatra en esta versión interesan porque se refieren a aspectos puramente musicales, como el motivo de haber elegido “The Shadow of Your Smile” («esta es una canción inspirada por un maravilloso disco de Tony Bennett»). Hacia el final del concierto, durante el monólogo corto, cuando presenta y da las gracias a Basie, Jones y la orquesta, señala, según otea la sala, que «parece que tenemos una convención de arreglistas esta noche» y saluda a  Johnny Mandel (el autor de “The Shadow of Your Smile”, «actualmente uno de los arreglistas más estimulantes») y a Don Costa, así como a «un muy viejo amigo» suyo, el pianista Erroll Garner.

Si acaso, esta “toma alternativa” de At the Sands, cuyo sonido es tan límpido como el de la original, es una prueba de la profesionalidad de Basie. Se le recuerda por su habilidad con los tempos y el hecho es que aquí, con la ayuda de Quincy Jones, apenas cambian (la única diferencia notable es la toma alternativa “You Make Me Feel So Young”, algo más lenta). En general, la selección original es mejor que esta alternativa, que presenta algunos fallitos (como la trompeta que desafina en el último «… we’re just like a couple of tots» en “You Make Me Feel So Young”).

One more, once

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. Durante ese mes en Las Vegas, la orquesta de Basie solía hacer un pase corto, al que seguía un descanso de diez minutos a cargo del humorista Pat Cooper antes de la entrada de Sinatra. Combinando extractos de distintas noches, en 1998 Reprise publicó Live at the Sands (before Frank), 9 45496-2, una recopilación de 14 temas interpretados mientras el público aguardaba a Sinatra. Como el resto de estas grabaciones, el sonido es espectacular para ser un directo, con Freddie Green y la sección rítmica perfectamente audibles, y un buen balance entre secciones. Desde un punto de vista estrictamente musical, hay discos mejores de Basie, pero el conjunto y algunos solos de Eddie “Lockjaw” Davis y Al Grey (aquí tenemos una segunda toma, casi idéntica, de “Makin' Whoopee”). Aparte, aunque es cierto que esta banda sonaba como una apisonadora, está lo que los anglos llaman el “pocket”, la ligereza que se siente cuando se lleva el ritmo cómodamente alojado en el bolsillo, como en el tema de Eric Dixon “Blues for Ilene” (sic — alias “Eileen”, aunque según la BMI es “Blues for Ilean”), un tema montado sobre la célebre combinación de flauta y trompeta que otros dos miembros de la orquesta, Frank Wess y Joe Newman, explotaron sabiamente en sus grabaciones para el sello Savoy.

One more... twice

(Añadido en enero de 2021)

En 2018, los Sinatra y Universal Music extrajeron tres conciertos de los archivos y los publicaron con el título Standing Room Only. De esos tres bolos, uno es el segundo pase del 28 de enero de 1966 en  The Sands. Aparte de los posibles tijeretazos entre temas y quizás los monólogos, suena a pase completo (el cronómetro marca 55:31), y como tal su escucha cobra otra dimensión. 

A estas alturas queda claro que tanto "Come Fly with Me" como "I've Got a Crush on You", las dos canciones que abrían los pases, son calentamientos —el tratamiento de "Crush" sigue siendo muy holgado—, y el propio Sinatra señala que si clava "I've Got You Under My Skin", todo irá bien. 

La sorpresa aquí es la delicada lectura de "The September of My Years", en la que revela una fragilidad casi impropia de este contexto (Basie, Las Vegas), especialmente tras una potente "... Under My Skin", testimonio del carisma y el dominio del escenario de Sinatra.

Finalmente, los monólogos repiten algunos de los "chistes", con alguna observación aparentemente espontánea ("Llevamos aquí cuatro semanas . . . nos los hemos pasado muy bien... eso me dicen"). En el discurso final, alienta al público a aprovechar su estancia en Las Vegas para asistir a otros espectáculos, con especial mención a Bobby Darin ("... es fantástico, es excitante... de verdad que lo es... yo lo mataba"). La curiosidad viene por su referencia a Xavier Cugat, también en la ciudad, al afirmar que no recuerda su nombre de pila porque "es un nombre muy católico y hace tiempo que traté de deshacerme de él, porque solía ser mi nombre"... ¿Francisco Javier Sinatra? 

¿El fin de una era?

No soy un experto en Sinatra, y nunca he prestado suficiente atención a las grabaciones post-Sands. Aun así, siempre he tenido la impresión de que este disco marcaba un punto de inflexión. Al menos en parte, es así.

Sinatra at the Sands se grabó al final de una estancia de cuatro semanas en el Sands, hogar de Sinatra en las Vegas, a partir del 9 de enero de 1966, apenas un mes después del 50º cumpleaños del cantante. En abril, la revista Esquire publicaría el perfil “Sinatra Has a Cold”, de Gay Talese, un largo y fascinante artículo que contribuyó a forjar la imagen extramusical, no siempre favorable, de Sinatra. El 11 de abril éste grabó “Strangers in the Night”, su primer éxito desde la década de los cuarenta con una canción que detestaba (volvería a sucederle con “My Way”), a pesar de su promesa pública, diez años atrás de «... no cantar ninguna canción que no tenga mérito musical o lírico».

A finales de ese mes y hasta primeros de mayo, Sinatra y Basie repitieron en el Sands, desde donde la orquesta se metió directamente en el estudio para grabar su primer disco de canciones de los Beatles, presumiblemente para aprovechar la ola de publicidad que acarrearía en agosto la cuarta gira de la banda en EE UU. Antes se publicaría “Strangers in the Night”, el 2 de julio, un enorme éxito de ventas, y el 19 de ese mes Sinatra y Mia Farrow se casarían.

Todo eso estaba por venir. Sinatra at the Sands mantiene, congelada en el tiempo, la magia de aquel instante. Si le da por escucharlo, hágalo a buen volumen. Disfrute los fuegos artificiales y, con suerte, el arte de otros tiempos.

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ENLACES
VÍDEO
  • Existe una hora y media de vídeo de una actuación de Frank Sinatra con la orquesta de Count Basie dirigida por Quincy Jones (más Dean Martin y Sammy Davis, Jr.), en el Kiel Opera House de San Luis, Misuri, el 20 de junio de 1965, en beneficio de Dismas House, una organización dedicada a la reinserción de expresidiarios. Hay edición oficial, y también flota en Internet.

5 comments:

Anonymous said...

Gracias, muy interesante.

Pablo said...

Genial. Gracias por tus aportaciones!

administrador said...

Excelente reseña. Se nota el conocimiento puesto al servicio de un relato muy ameno. Lo felicito y agradezco el haberme enriquecido la escucha del disco.

Juampi said...

Muy bueno! Es un discazo, lo disfruto desde pibe y es muy grato leer una reseña tan detallada. Hace mucho tiempo que busco la filmación de ese concierto, no pierdo las esperanzas ;)

Fernando Ortiz de Urbina said...

Juampi,

Si no ha salido ya, dudo que exista. Lo más parecido que hay es el concierto benéfico en St. Louis el 20 de junio de 1965, compartido con Dean Martin y Sammy Davis, Jr. Sinatra canta con la orquesta de Basie y Quincy Jones dirigiendo, la misma formación con la que aparece en un documental (actúan en una cárcel, entre otros sitios), y con la que cerró el festival de Jazz de Newport de 1965 (4 de julio).

F