17/03/2015

Agur, Cifu

No gozaba de la mejor salud del mundo —como él mismo le contaba con todo lujo de detalles a quien tuviera delante—, y se cuidaba un poco menos de lo justo. Durante cuarenta y cuatro años, se dice pronto, estuvo poniéndole jazz al país, por la radio y por la tele. Por años y por horas de emisión durante ese tiempo, la cara y la voz de la difusión del jazz en España son las suyas.

Tenía un carácter fuerte y, si el jazz es un gran río, con afluentes y meandros, él prefería remar por la mitad del medio. Hay quien no estaba de acuerdo, pero que haga falta más jazz —otros jazz— en el aire, no desmerece un ápice la huella que deja. Para el registro civil, ése era Juan Claudio Cifuentes de Benito, nacido el 20 de abril de 1941 en París, y fallecido en Madrid la mañana del 17 de marzo de 2015.

El Cifu para los amigos.

Foto de Jaime Massieu, octubre de 2014

16/03/2015

Carmelo Bustos cumple 90

En el jazz chileno predominan dos instrumentos. Uno, como cabe esperar, es la guitarra, no sólo por su dominio en la música rock del siglo pasado, sino por su papel central en la música tradicional y de protesta del país (piénsese en Violeta Parra y Víctor Jara).

El otro es el saxo. De acuerdo que eso es típico del jazz, pero en Chile va más allá de la norma. Aparte de estrellas fugaces como el trágico Alfredo Espinoza (Valparaíso, 1942), las nuevas generaciones agotan los superlativos. Melissa Aldana ha acaparado titulares en los últimos tiempos, totalmente merecidos —y no sólo por ganar competiciones en EE UU—, pero el saxo chileno da para mucho más. Una de mis primeras impresiones del país fue ver y escuchar a Franz Mesko (Santiago, 1989), con apenas veinte años, tocar el tenor en una jam en el viejo Club de Jazz de Santiago. Aparte, o más bien antes, que la pura técnica, una característica destacada de estos músicos es su atención al lenguaje. Un caso extremo es este vídeo reciente de Agustín Moya (Santiago, 1981).



A mí no tienen por qué hacerme caso, pero nada menos que Loren Schoenberg, saxofonista y hiperexperto en Lester Young ha dado su plácet —le ha hecho la ola, vamos— a la interpretación de Moya, porque la clava. Y no se equivoquen, el respeto al lenguaje no quita para que Moya tenga tres discos a su nombre cargaditos de música original.

Más nombres a tener en cuenta con el invento de Adolphe Sax: Claudio Rubio (Santiago, 1976) seguidor consecuente de la escuela tristaniana, como demuestra aquí (y, además, un cómico brillante). Y, por abreviar, Andrés Pérez y Cristian Gallardo (ambos de Santiago, 1983), bien juntos como los vientos de Contracuarteto, o en sus proyectos por separado, de los cuales el que suscribe tiene debilidad por el primero, Sin Permiso.


Sirva esta larguísima introducción como redoble de presentación y aplauso a un hombre sin el cual no se explica esta riquísima tradición del saxo en Chile: Carmelo Bustos, que hoy cumple 90.

Carmelo Bustos (izquierda) y Marcos Aldana

02/03/2015

Steve Brown & Guillermo Bazzola

STEVE BROWN & GUILLERMO BAZZOLA
Una Pequeña Alegría
Brown Cats Productions (BC9508)

Guillermo Bazzola, Steve Brown (g).

Grabado el 8 de abril de 2013. Duración: 58:36

Una pequeña alegría es la última entrega de Steve Brown y Guillermo Bazzola, un dúo de pares inter pares (las notas no aclaran quién toca qué) e improbable por la separación de sus edades, irrelevante, y la geográfica: Brown vive en Ithaca (estado de Nueva York, EE UU), mientras que Bazzola vive en Madrid, España. Quizás por ese motivo se grabó a la antigua, en un día.

La larga tradición de los dúos de guitarras en el jazz no quita para que sea un formato complicado. Esta la similitud del sonido, aun con arreglos imaginativos, y el riesgo de caer en la pirotecnia típica de los guitarristas. En este caso, las primeras notas no resultan muy prometedoras: ambas guitarras suenan con timbres similares, el típico sonido limpio que se asocia al jazz, y el tema es una bossa nova, una trampa que lo mismo puede salir preciosa como anodina.

Aunque bonita y con cierto peso, como suele pasar en vivo, el "Caminhos Cruzados" (de Jobim) que abre el disco funciona pero no es representativa; la otra bossa, "Esencia" (del pianista gallego Alberto Conde) viene interpretada con más nervio. Es en el segundo tema, "Los Mareados", donde Brown y Bazzola se meten en harina. Este es un viejo tango, una aportación de Bazzola, argentino, y su melodía está interpretada con sensibilidad y elegancia. Es uno de los puntos álgidos del disco, junto con el otro tango de la sesión, "Nada", cuya hermosa melodía viene realzada por pequeños matices rítmicos, por la forma en que la guitarra acompañante cae levemente detrás del compás.