23/07/2013

Interludio rock: Alchemy



Alchemy es un disco en directo de Dire Straits, posiblemente el grupo que más dinero ingresó en los locos ochenta, cuando el pop británico pareció contagiarse del thatcherismo reinante y conquistó un buen trozo de la cuota del mercado discográfico mundial. En el caso de los Straits, su siguiente gira sería larguísima, un año con un mes de descanso, diseñada entre otras cosas, dicen, para esquivar al fisco británico.

Aunque hoy creo que Mark Knopfler, líder, cantante, solista, guitarrista, compositor exclusivo..., no es un gran autor de canciones, menos aún de letras, y no puedo dejar de pensar en Dylan y JJ Cale cuando lo escucho, Alchemy no deja de ser parte de mi educación sentimental, y de la de mucha gente de mi generación. Ni siquiera es un disco que me guste demasiado, pero la música que escuchamos en plena tormenta hormonal adolescente queda ahí para siempre, independientemente de su calidad, relevancia cultural o cualquier otro parámetro, como un desván que hay que visitar de vez en cuando.

Alchemy es un disco que culmina el primer y principal ciclo de los Straits: la trayectoria desde el cuarteto compactado en innumerables bolos en bares y pubs, al quinteto de la gira de su tercer disco, Making Movies, una formación desaprovechada en la grabación del cuarto, el lúgubre Love Over Gold, a tenor de lo que se aprecia en los directos que circulan por ahí. La diferencia aquí, con respecto al grupo anterior, es el cambio de batería, del sutil Pick Withers al rotundo Terry Williams. Para gustos ya se sabe, pero lo cierto es que este cambio supuso la ruptura definitiva con el sonido original de la banda.

Cuando grabaron Alchemy, a los Straits aún les quedaba un leve resabio de pub, de olor a moqueta empapada de cerveza. Knopfler ya había empezado a componer interludios para empalmar canciones, pero el grupo seguía teniendo músculo, garra. A pesar del obsesivo perfeccionismo del líder, aún era uno de los muchachos, cabían los solos de otros, incluidos, aunque esporádicos, del segundo guitarrista, el guaperas californiano Hal Lindes. Toda esa garra, esa camaradería, se perderían en el siguiente disco, Brothers in Arms, que por supuesto vendió más allá de lo imaginable y lo razonable.

Sobrias las luces, excelente el sonido, impecable la ejecución, apenas había lugar para el artificio. Tanto es así, que salvo dos o tres retoques, el disco es, exactamente, el último concierto de esa gira. Ha quedado perfectamente documentado, en elepé, aquel que me prestaron para grabármelo en cassette y que sonó en una tienda de campaña una noche de verano, en la que nos apelotonamos unos cuantos en silencio absoluto y a mí me tocó, ¡oh, casualidad!, acurrucarme junto a... pero esa es otra historia.

También ha salido en VHS, cedé, DVD, BlueRay... pero no está ahí toda la música. Los forofos sospechábamos que entre “Once Upon a Time in the West” y “Expresso Love” podría ir “Industrial Disease”. Y algo debe de haber antes de “Tunnel of Love”, ese steel drum sintético... Buscando en internet puede encontrarse la grabación de un asistente al concierto y, efectivamente, “Industrial Disease” está donde se la esperaba. Además, antes de “Tunnel of Love” sonó “Twisting by the Pool”, con su inicio robado al “Teddy Bear” de Elvis Presley, y después, la versión “caribeña” de “Portobello Belle”, larguísima, en la que Knopfler aprovecha para presentar al grupo (por cierto: no es la misma del recopilatorio Money For Nothing). Los descartes, hay que decirlo, son acertados. “... Disease”, una diatriba dylanesca que no casa con la inminente estética yuppy del grupo, es demasiado verbosa; el grupo suena demasiado informal en “... Pool”; y “Portobello...” parece un respiro ante la épica de lo que quedaba de concierto. Aunque el sonido no es perfecto, los comentarios del público (“¡joder! Empiezan a la hora”, el éxtasis al final de “Solid Rock”) o los del propio Knopfler no incluidos en la grabación (“aunque no os lo parezca, llevamos aquí dos horas”) le dan un encanto especial a esa grabación pirata.

Alchemy se grabó en el Hammersmith Odeon de Londres, pegado a la estación de metro de la Piccadilly Line, por donde uno ha terminado pasando cientos de veces, lo que son las cosas.

La fecha: el 23 de julio de 1983. Hoy hace treinta años.





PD (2 de agosto de 2013): Cosas que uno se encuentra si busca, en este caso información sobre los músicos "secundarios" del Alchemy, el saxofonista Mel Collins, el teclista Tommy Mandel y, especialmente, el percusionista Joop de Korte. A Collins y Mandel se les ve en el vídeo del Alchemy y Knopfler los nombra al final de "Portobello Belle", pero no hay ni rastro de de Korte. Como cuenta en esta entrevista (en inglés), de Korte asistió al primer bolo de la historia de los Straits (en Deptford, formaba parte del equipo técnico de Squeeze, que encabezaban el cartel), y acabó trabajando con Knopfler y cía. desde 1979 hasta 1988, en todas sus giras, primero como roadie de los bateristas, y luego como percusionista. Además, vivió durante años en Biarritz, en el país vasco-francés. Lo que es verdaderamente interesante (si has leído hasta aquí, es que esto te interesa), suya era la voz que anunciaba a la banda al principio de todos los conciertos, incluido el del Alchemy ("Good evening, ladies and gentlemen! Would you please welcome to the stage, Dire Straits!"). También se le puede ver al fondo del escenario, junto a la batería, con pantalones rojos y gorra de béisbol, en este vídeo del Live Aid '85.

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