29/04/2013

Piazzolla en Nueva York (y V): Carlos Rausch, 2013

En la enormidad de la leyenda de Piazzolla, Carlos Rausch es poco menos que una nota a pie de página. En no pocas ocasiones le han recortado el apellido (Rauch) o le han cambiado el instrumento (de pianista a percusionista). Con las etiquetas de "(percusión)" o "(piano)(maybe)" no es más que una presencia dudosa en un disco dudoso según los datos que giran sin cesar, sin filtro ni crítica, en la hormigonera que es internet.

No obstante, detrás del nombre hay, para empezar, un carácter cálido y amistoso. Además, hay toda una vida dedicada a la música, con su trabajo de dirección, algo de composición y, en su día, actividades paralelas como la de pilotar su propia avioneta Cessna 180.


Carlos Rausch
Rausch nació en Buenos Aires hace 89 años. En 1958 dio el salto a EE UU, casi al mismo tiempo que Piazzolla, pero al contrario que éste, no regresó a la Argentina. Vivió en diversas ciudades de Norteamérica, donde hoy vive jubilado, aunque sigue tocando el piano y dedicando buena parte de su tiempo a la música.

En esta entrada de la serie sobre la segunda etapa neoyorquina de Piazzolla, le toca a Rausch contarnos su propia historia de músico profesional emigrado a EE UU, de alumno de Juan Carlos Paz en Argentina y Pierre Monteux en EE UU, pianista y copista de alquiler y luego director de orquesta.

Aquí termina, al menos de momento, la serie sobre Piazzolla en Nueva York 1958-1960. Al final de esta entrada van los agradecimientos, bibliografía, y enlaces para escuchar la música que se ha comentado.

PREGUNTA: ¿Cómo empezó con la música?
RESPUESTA: Yo empecé cuando era chiquito, a los 7 años. Mi padre era violinista y director, me acuerdo que compró un piano para mí y para mi hermano.

P: ¿Ustedes eran dos hermanos?
R: Somos, mi hermano vive en la Argentina. Somos mellizos... Mi padre me trajo un maestro, tuve varios, y me puse a estudiar junto con mi hermano. Él en aquel tiempo estudiaba el piano conmigo pero lo dejó. A los 16 o 17 años se metió con el saxofón y ahí, como saxofonista trabajó toda su vida...

P: ¿Cómo se llama su hermano?
R: Tito, Tito Rausch. La última que le vi en Nueva York, estaba de gira con Julio Iglesias, parece ser que a Julio Iglesias le gustaban mucho los músicos argentinos porque son muy flexibles... fuimos a verle al Radio City Music Hall. Fue una gira muy larga, casi por todo el mundo, todo Estados Unidos, etc... Hoy en día ya no toca más, se dedicó a ser psicólogo.

P: ¿Cómo empezó a tocar profesionalmente?
R: Yo empecé así, a tocar en orquestitas y a acompañar cantantes, y bailarines.

P: ¿Recuerda algún nombre?
R: Lo único que me acuerdo que toqué un par de veces, con un miedo bárbaro, con el ballet del Teatro Colón, pero yo estaba en los veintes, ya no me acuerdo de eso... Igual con cantantes, porque había de todo, había cantantes clásicas, había cantantes populares. También toqué en el Gong, un local muy fino, con un cuarteto. Ahí estuve unos cuatro años, me parece. Tocábamos de 11 de la noche a 4 de la mañana. A mí me encantaba porque tenía toda la tarde libre para estudiar o para salir. También toqué en una orquesta que se llamaba Castrito.  Y también trabajé en el teatro Smart, en un musical en el que se estrenó "Taquito militar" de Mariano Mores. Me acuerdo que la estrella era Elena Lucena.
          Todo eso fue hasta que me puse a estudiar composición con Juan Carlos Paz, que era en aquel tiempo el famoso compositor de avant-garde en la Argentina. Después, cuando decidí venirme a Estados Unidos, estuve ahí, rondando un poco, engrané y me fui a estudiar dirección de orquesta y hacía trabajos de freelance, hasta que decidí irme a Chicago. Eso fue en el año 63, me fui a Chicago como director asistente de una orquesta de cámara, ya me abrí en otro ambiente. Y después empecé con las compañías de ballet.

El "Río de la Plata" atracado en Puerto España, Trinidad
P: Según los registros de inmigración de EE UU, usted llegó por vez primera a Nueva York el 14 de julio de 1952, como pianista del buque "Río de La Plata"...
R: Sí, eso mismo, en el verano de 1952.

P: Pero usted viajó unas cuantas veces a Estados Unidos como pianista de a bordo, ¿no?
R: Sí, muchas veces, pero no seguido porque cada tantos meses yo tenía que parar, porque no quería desconectarme de Buenos Aires.

P: ¿Cuándo decidió establecerse en Nueva York?
R: Yo diría que más o menos un año antes de venirme, tenía que decidirme, o me quedo en Buenos Aires o me marcho a Nueva York.

P: ¿Qué le llevó a decidirse?
R: Me gustó la ciudad, me encantó... Había tanta vida y se vivía tan cómodo, que yo dije, "bueno, yo me vengo para acá". Yo conocí a alguna gente durante los viajes, conocía gente...

P: ¿Qué impresión le causó Nueva York?
R: La primera vez que fui a Nueva York trabajando en un barco, que tocaba el piano ahí, me maravillé de ver en la Broadway centenares de oficinas pequeñas con arregladores. Cantantes venían allí, centenares de ellos, para que les arreglaran piezas que querían cantar, para abrirse camino en la música o lo que fuera, ¡era un hervidero de gente! Hoy día no se ve nada de eso. La mayoría de esos edificios desaparecieron, hay casas de oficinas.

P: ¿Cuándo se mudó usted definitivamente a Nueva York?
R: En el año 58, el 8 de febrero. Me acuerdo bien porque hacía un frío bárbaro despues de unos días de nevada.

P: ¿Y en qué parte de Nueva York vivía?
R: Al principio vivía en Brooklyn Heights, que es donde Piazzolla vino a verme por primera vez. Y después me mudé a Manhattan y viví ahí unos 30 años más o menos, "on and off" como le llaman acá. Estuve dos años en Chicago y después volví. Me marché a Canadá seis años y después volví otra vez. La última vez que volví a Nueva York estaba casado, me había casado en Canadá, y ahí vivimos por 21 años en Nueva York. Uno de los apartamentos en el que vivimos estaba al lado de una casa que era propiedad de los Gershwin, y me acuerdo muy bien de que los mismos inquilinos que vivían en el edificio hicieron una placa de metal que pusieron en el frente, en la calle, que dice "aquí vivió George Gershwin" posiblemente su hermano [Ira] también, pero eso no lo sé... desde el piso nuestro, un piso 11, yo podía ver la azotea de la casa, donde Gershwin mandó construir una pie... una habitación donde él subía y se iba a componer cuando tenía muchas visitas en la casa, para estar solo.

P: ¿A qué se dedicaba exactamente? ¿Era concertista, compositor...?
R: Yo no fui concertista. Fui pianista profesional y componía, sí.

Actuación del RWB, 15 de marzo de 1970
P: ¿Cómo se ganaba la vida concretamente?
R: Bueno, yo tocaba el piano en diferentes lugares y también daba lecciones, en ese tiempo era muy barato vivir allá. Hoy día es muy caro. Estuve allí hasta que empecé a tomar clases de dirección de orquesta, primero con Carl Banberger y después con Pierre Monteux, así que, sí, yo viví en Nueva York unos siete años, hasta que conseguí un puesto de director asistente de una orquesta de cámara de Chicago, allí estuve por dos años. De ahí fui a Canadá, a la ciudad de Winnipeg, y fui director musical del Ballet Real de Winnipeg por seis años, y viajamos por todo el mundo prácticamente.
          Tocaba en todas partes, donde podía ganar un peso, tocaba. Era acompañante también, también acompañaba a cantantes, que es el trabajo común de un músico que no haya sido exclusivamente concertista.

P: Quizás usted como pianista lo tenía más fácil que Piazzolla, por ejemplo.
R: Sí como pianista sí, además yo podía hacer de todo. Yo podía acompañar cantantes, cantantes clásicas, bueno, mil cosas... Lo que viniera. Después, bueno, después de me abrí, cuando empecé a trabajar con compañías de danza: aunque no era un trabajo muy estable, había muy poca competencia.

P: ¿Cómo le localizaban para trabajar?
R: Nosotros generalmente nos veíamos en el sindicato de músicos, que ellos le llaman "la Unión"... nº 802, entonces la gente se encuentra, y es una especie de mercado donde se intercambian necesidades, gente que necesita músicos y gente que busca algo.

P: Hablando de pianistas argentinos, ¿coincidió con Enrique Villegas?
R: Sí. Villegas vivía en un sótano. Los edificios muy grandes de apartamentos tenían un sótano grande donde generalmente vivía el hombre encargado de la casa, era un mecánico, era electricista, era de todo. Por alguna razón, el convenció a la administración del edificio y consiguió vivir allá. Él estaba encantado, porque podía tocar el piano a todas horas sin molestar a nadie. Tenía un piano Baldwin, muy bueno.

P: ¿Y con Lalo Schifrin?
R: Sí, a Lalo Schifrin lo vi muchas veces hasta que se fue para Los Ángeles con esa orquesta de jazz...

P: La de Dizzy Gillespie. Schifrin cuenta en su biografía que estuvo dos años esperando que le dieran la "green card". ¿Usted tardó tanto?
R: No, a mí me la dieron sin ningún problema. Y la ciudadanía la saqué a los seis años.

P: ¿Le parece que repasemos algunos locales de Nueva York de la época?
R: Dele.

P: El Chico, que estaba en el nº 80 de Grove Street en el Greenwich Village.
R: Claro, si yo estuve ahí como un año, yo tuve mi conjuntito ahí.

Recuerdo de El Chico (fuente: espanyu.org)
P: ¿Y qué tipo de música tocaban?
R: Yo hacía de todo un poco, teníamos una sola orquesta. Bueno, éramos tres o cuatro. Yo era el piano, había un bajo, una batería... y un saxofonista [que hablaba] español... era muy buena gente.

P: ¿Se acuerda del nombre?
R: Ahora me acuerdo, él tenía un nombre francés. Se llamaba Lebatard... Germán Lebatard. Nosotros nos divertíamos mucho. Estaba en la calle Grove... Me acuerdo de que también hubo un contrabajista español que trabajó conmigo, pero no me acuerdo del nombre. Lo que sí recuerdo es que él había venido a Nueva York con un conjunto desde España, que se llamaba Los Chavales de España, era un conjunto buenísimo, eran como diez o doce y ellos tocaron en el Chateau Madrid.

P: Tenía un cuarteto, entonces...
R: Sí yo tenía contrabajo, batería, saxofón y yo. A mí me gustaba mucho El Chico, era un lugar muy vivo, siempre estaba lleno de gente, era muy famoso y venía gente famosa, a cenar y a bailar todo eso. Me acuerdo de que la dueña, la mujer del dueño, tenía un loro grande ahí en el club, y ella venía a cantar, y cuando ella venía a cantar, el loro empezaba a gritar, ¡un espectáculo era eso! Me acuerdo de que era un espectáculo, uno no sabía quién gritaba más, si el loro o la cantante.

P: Ya hemos visto que tocó en el Chateau Madrid, en el número 42 de la calle W 58...
R: Sí, en la 58. Allí toqué con Piazzolla, unas semanas o un mes, y después me quedé allá, a acompañar el show que eran unos bailarines que hacían espectáculos españoles, pero ellos venían de México. Se llamaban... tenían una compañía y después salimos en gira... ¡Ximénez-Vargas! Uno se llamaba [Roberto] Ximénez y el otro [Manolo] Vargas. Qué casualidad, porque después de ellos, vino otro conjunto de bailes españoles, de un tal Roberto Iglesias, que se había ganado un premio internacional y entró por la puerta de oro, hizo una tournée bastante larga. Yo me acuerdo de que tocaba el piano con ellos... ¡Un momento! Hubo un restaurán cubano, primero estaba en la 8ª avenida, y después de varios años se mudaron, pudo haber sido a la calle 51... ¡Liborio se llamaba!

P: El Liborio estaba en el 884 de la 8ª Avenida, cerca de la calle 53. Al parecer estuvo ahí desde 1949, el propietario se llamaba Pérez Blanco.
R: No me acuerdo de su nombre, pero él siempre estaba en la caja. La señora también estaba con él. Ellos son de una generación anterior a Castro, era gente que vivía en Nueva York bastantes años antes de la revolución. Y discutían continuamente.

P: Volviendo al Chateau Madrid, en una crónica de la época dice que cuando actuó Copes con Piazzolla estaba la orquesta de Ralph Font.
R: Sí, Ralph Font... era una orquesta latina.

P: Bueno, "Ralph" Font en realidad era Rafael Font...
R: Era catalán, me acuerdo... Yo conocí a alguna gente, pero no muchos, de latino. De vez en cuando iba a escucharlos porque tenían un empuje bárbaro, daba gusto escucharlos.

P: Aparte de Copes, otro bailarín que pasó por Nueva York fue el Chúcaro. ¿Coincidió con él?
R: Sí, yo recuerdo que toqué para el Chúcaro y su compañera [Norma Viola], en el Chico. Eso fue después de haber tocado para Copes. Una vez hasta le escribí un arreglo, no recuerdo qué era, para él, para bailarlo. La compañera del Chúcaro estudiaba con [la bailarina de danza moderna] Martha Graham.

P: ¿Conoció a músicos de jazz de la época?
R: No, yo no estuve en ese ambiente. Bueno, sí, yo conocí a uno... Sí, hasta trabajé un poquito con él que se llamaba... muy buena persona... ¡Doc Cheatham! Él vino a Buenos Aires con una banda [Pérez Prado], era muy buena persona y mandaba boquillas y toda cantidad de cosas a los músicos que no conseguían en ese tiempo. Tenía dos chicos con su señora, que era uruguaya... Sí, después lo vi en Nueva York y trabajé un par de noches con él en un club.

P: ¿Tocaban jazz?
R: Hacíamos un poquito de jazz, pero era más música comercial. Hacíamos un poquito de canciones, de música latina...
          Alguien a quien veía con frecuencia es a Mitch Miller. Nosotros vivíamos a dos o tres cuadras de diferencia. Yo lo veía a Mitch Miller muchas veces sentado en un ómnibus, porque allí nadie... a menos que tomara el taxi. Mitch Miller yendo por la 8a avenida, o sea la Central Park West, que vivía en la 75 o la 76, yo vivía en la 73...

P: ¿Mantuvo contacto con alguno de los músicos de la sesión de Take Me Dancing?
R: Bueno, con Johnny Pacheco... Yo hice algunos trabajos para Johnny Pacheco cuando ellos tenían... Él era una especie de asociado de esa compañía de discos... Fania. Yo le hacía un trabajo un poquito loco. Ellos tenían que mandar la música que grababan, para copyright, a Washington. Entonces como no había nunca música ahí, todo se improvisaba en las grabaciones, lo que yo hacía era copiar la melodía y escribir del disco pasarla al papel de música. Yo hice como 30 o 40 de esas piezas, las pasaba del disco al papel y ellos lo mandaban a Washington.

P: ¿Y esto cuándo fue? Porque Fania es posterior...
R: Esto ya era en el 70, yo vivía en Nueva York otra vez, volví a estudiar, porque me había casado y volví a estudiar porque quería terminar un poco con la vida errante. Volví a estudiar a la universidad de Columbia y, entonces, para hacerme unos pesos extra, hacía ese trabajo con Johnny Pacheco.

Rausch, en su casa
P: ¿Qué música suele escuchar habitualmente?
R: Actualmente yo escucho poco, porque, vea, me pasé este verano entero haciendo dos transcripciones de órgano para piano, una de Bach y una de Liszt, que no sé cómo va a salir. Todavía estoy estudiando la de Liszt, porque me da un dolor de cabeza bárbaro. Y lo hago porque la música de órgano un pianista no la puede tocar, así que dije "bueno, a lo mejor..." algunas piezas se pueden arreglar. Así que tuve muy poca oportunidad de escuchar, pero a veces... eso depende del estado de ánimo en que me encuentro. Me gusta mucho el jazz moderno, mucho, pero no tanto ya cuando viene... ese tipo que es incomprensible, pero hasta... póngale, Charlie Parker, voy un poquito atrasado, pero por lo menos uno tiene sentido del sistema tonal.

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Nota: De las composiciones de Rausch, "El Tango" y "La Milonga", con letras basadas en poemas en lunfardo de Julio Ravazzano Sanmartino, pueden escucharse en Spotify y también en el cedé Serenata (North/South Recordings, N/S R 1024) del Americas Vocal Ensemble.

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Música en Spotify:

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Agradecimientos: Esta serie de artículos no hubiera sido posible sin la colaboración de Carlos Rausch, Pablo Aslan, Diego Fischerman, Guillermo Bazzola, Fernando González, Mitsumasa Saito y Daniel Piazzolla. A todos ellos, gracias por su tiempo y generosidad.

Bibliografía:
  • Fischerman, D. y Gilbert, A.: Piazzolla, el mal entendido
    (Edhasa, Buenos Aires, Argentina, 2009)
  • Azzi, M. S. y Collier, S.: Le Grand Tango - The life and music of Astor Piazzolla
    (Oxford University Press, 2000)
  • Gorín, N.: Astor Piazzolla - Memorias
    (Alba Editorial, Barcelona, Spain, 2002)

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