20/04/2013

Piazzolla en Nueva York (IV): Rausch y Piazzolla (1958-1960)

Portada de Take Me Dancing
Piazzolla sigue siendo uno de los músicos argentinos más internacionales, a pesar de que falleció hace más de veinte años. Conoció fama internacional, colaboró con grandes artistas, trascendió estilos, países, públicos... Sin embargo, entre la trayectoria ascendente de los cincuenta, con el éxito artístico del Octeto Buenos Aires, y la nueva etapa que se inicia con “Adios Nonino”, el réquiem para su padre fallecido a finales de 1959, hubo dos años de serio bache vital, los que pasó en Nueva York entre febrero de 1958 y junio de 1960. Mientras la ciudad efervescía de música (piénsese en el jazz que aquel momento) y el país entero vivía la bonanza económica del final del mandato de Eisenhower, Piazzolla se daba de bruces con el fracaso de su aventura estadounidense. Su recuerdo, agridulce, apenas asoma en las Memorias recopiladas con Natalio Gorín.

The New Yorker, 30 de enero de 1960. La "colección de
argentinos" debe de ser Copes, Piazzolla, Rausch y cía. 
El retrato de las actividades neoyorquinas de Piazzolla es inevitablemente difuso. Más allá de los testimonios de sus colaboradores y patronos, su nombre no figura en los anuncios de prensa de la época, en la que si bien se anuncian algunas actuaciones, raramente se menciona su nombre, ni el de bailarín Juan Carlos Copes, con quien trabajó. Copes ha relatado cómo hubo que llamar a los bomberos para disolver a la muchedumbre que se agolpó en el Waldorf Astoria, pero lo más probable es que la estampida se debiera a la presencia del entonces popularísimo Eddie Fisher, más que a una súbita fiebre tanguera en el corazón de Manhattan. El gran Piazzolla fue, a casi todos los efectos, un músico anónimo más de los que pululaban por Nueva York a finales de los cincuenta, en plena edad de oro de los estudios de grabación de la ciudad.

El argentino Carlos Rausch, entonces pianista y copista de alquiler en Nueva York, colaboró con Piazzolla en el interludio neoyorquino. Lo que sigue es el testimonio de primera mano de un colega músico que también trataba de abrirse paso en Nueva York, parte de su primera entrevista sobre Piazzolla (más, aquí), para la que escuchó también por primera vez los discos Take Me Dancing y Evening in Buenos Aires, grabados por Piazzolla en Nueva York en 1959.

Carlos Rausch y Astor Piazzolla en Nueva York, mayo de 1959
(© Carlos Rausch)

PREGUNTA: ¿Cómo conoció a Piazzolla?
RAUSCH: Muy pocas semanas antes de irme a Nueva York estuve en un café, enfrente de Radio El Mundo, era R-1, Radio El Mundo. Puede que yo estuviera tocando allí en ese tiempo, porque todas las radios tenían orquestas. Pero estaba sentado con un amigo y allí entró Piazzolla. Entonces el muchacho me dice: "¡Uh, Carlos! ¿Conocés a Piazzolla? Él también se va a Nueva York". Dije: "no". Entonces me lo presentó y charlamos un poquito, y creo que le di el teléfono de donde iba a estar, porque estuve en casa de unos amigos por dos semanas y me llamó un día. Y así nos encontramos y me dio música para copiar y eso. Así que fue unas dos o tres semanas antes de ir a Nueva York.

P: Según su biografía, Piazzolla primero fue a Nueva Jersey, adonde unos primos.
R: Seguramente los primos le trajeron, le dieron la garantía.

P: ¿Le conocía como músico en Argentina, sus grabaciones?
R: Muy poco... Muy poco, porque en ese tiempo había unas orquestas que tenían un renombre bárbaro y él estaba, de verdad, luchando mucho para abrirse camino, pero ya tenía su cartel, aunque no tuviera el nombre que tiene hoy.

P: Y en Nueva York, ¿qué relación tenía con Piazzolla? ¿Se veían mucho?
R: Sí, nos veíamos bastante. Nosotros, por ejemplo, hicimos una tournée en el Estado de Nueva York, en diferentes hoteles, y ahí él tocaba, él se encargó de la dirección de la orquesta, y ellos presentaban un conjunto de baile de Buenos Aires, que bailaban tangos y milongas y todas esas cosas. Eran Juan Carlos Copes y, en aquel tiempo, su señora, [María] Nieves se llamaba... Hicimos una gira bastante larga.
          Nosotros nos veíamos bastante, yo iba muchas veces a casa de él, donde vivía en Nueva York, y el cocinaba los tallarines [se ríe]... ¡Él los cocinaba muy bien! Así que nos vimos... en general yo diría que nos vimos bastante, yo diría que seis o siete meses y después desapareció. Se fue...

P: ¿Cómo era el departamento de los Piazzolla en Nueva York?
R: Bueno, era un departamento... De lo que me acuerdo muy bien es de que ahí vivían también otros músicos argentinos: uno era un chelista de la Filarmónica de Nueva York, que era Bernardo Altman, y el otro que era, en aquel tiempo, un clarinetista, Efraín Guidi, que después se dedicó a la dirección de orquesta, le fue muy bien. Así que cuando veía a Piazzolla, si tenía tiempo, visitaba a alguno más. Recuerdo que la dirección era el 292 de la calle [W] 92. [Ver nota al final]

P: En esta época Piazzolla trabajó bastante como arreglista por encargo.
R: Sí, por eso él me daba a mí para copiar las partes, él hacía arreglos para todo el mundo, vea, cantantes, bailarines...

P: Uno de sus primeros trabajos en Nueva York fue como director musical de la coreógrafa Ana Itelman...
R: Yo a Ana Itelman sí la vi en Buenos Aires, pero no en Nueva York. Sí recuerdo que Piazzolla me preguntó si quería copiar una música para Itelman, yo le dije que por supuesto, cualquier peso era bienvenido... Piazzolla no paraba, era una dinamo...



Juan Carlos Copes, María Nieves y Piazzolla - carter promocional, 1959
(Fuente: Piazzolla.org)

CON JUAN CARLOS COPES

Tras sus grabaciones en la primavera-verano de 1959, en septiembre de ese año Piazzolla salió de gira como director musical de los bailarines Juan Carlos Copes y María Nieves. Actuaron con cierto éxito en México DF y en Puerto Rico (allí recibió Piazzolla la noticia de la muerte de su padre). A finales de octubre regresaron a Nueva York, donde Rausch se les unió como pianista.

P: Me dice que aunque se veía con Piazzolla, no tocó tanto con él en Nueva York.
R: No, yo no.

P: Pero sí tocó con él en directo...
R: Sí, sí... pero yo con él no tocaba tangos para que la gente bailara. Nosotros, con Piazzolla y Copes lo hicimos en un night-club en Nueva York, que se llamaba... Chateau Madrid. Yo me acuerdo muy bien. [Piazzolla] tocaba, Copes y Nieves bailaban, y tenían otro bailarín, o quizás alguno más, con el que formaban un grupito, un conjuntito de bailarines agregados. Con ese grupo hicimos una serie de hoteles en el Estado de Nueva York. En los hoteles hicimos prácticamente "one-night stands", una noche en cada lugar.
          Me acuerdo que hacían una milonga, Copes y Nieves la bailaban sobre una mesita. Sí, recuerdo que me daba miedo mirarlos, parecía que se iban a caer. ¿Cómo se llamaba...? Creo que era de Mariano Mores, compuso cantidad de tangos, como el tango "Uno". Tambien trabajé con él, era una maravilla de persona.

P: ¿La milonga puede ser "Taquito Militar"?
R: ¡Eso mismo, "Taquito Militar"!

P: Entonces, cuando usted actuó con Piazzolla, fue exclusivamente acompañando a Copes y María Nieves.
R: Exacto, con Piazzolla únicamente toqué para Copes y Nieves.

P: ¿Con quién tocaba Piazzolla en Nueva York?
R: Los músicos que estaban ahí, a excepción de un segundo bandoneón que tocaba con él, eran de Nueva York. En esa época allí había muy pocos músicos argentinos, muy pocos. Eran músicos locales.

P: O sea que él tocaba música argentina con músicos de Nueva York.
R: Sí, eso mismo. Él generalmente trabajaba con gente local en Nueva York. Los únicos que eran argentinos eran los bandoneones, que me acuerde yo, nadie conocía el bandoneón acá.

P: La comunicación no sería complicada, Piazzolla se crió en Nueva York y hablaba muy bien en inglés.
R: Sí, perfecto... Los demás músicos eran locales. Piazzolla tenía mucha facilidad para tocar con gente local y hacerlos tocar porque él era, como le llaman acá, el "driving force", así que todo el mundo le seguía prácticamente, y los hacía tocar a todos. Y los arreglos eran bastante simples...

P: Ha mencionado un segundo bandoneonista. Recuerda su nombre?
R: No. Él tuvo dos, me acuerdo, pero no al mismo tiempo. El segundo se llamaba Basso, pero no era [José Basso] el de la orquesta típica, este era más joven que yo, recuerdo que le llamábamos “Bassito”, pero no recuerdo su primer nombre.

P: Otro bandoneonista que tocó con Copes, aunque más adelante, fue Enrique Méndez.
R: ¡Ese mismo! Enrique Méndez, una persona muy buena, muy buen amigo. Yo conocí primero a Méndez con Piazzolla, luego vino Basso. En algún momento desapareció, había mucha gente que iba y venía en Nueva York, porque era muy difícil trabajar.


María Nieves, Juan Carlos Copes, Ann Sheridan, Enrique Méndez y Ángel Schujer (c. 1963).
Fuente: Todotango.com.
P: ¿Vio alguna vez a Piazzolla trabajar como parte de un grupo, a las órdenes de otro músico?
R: Él tocaba siempre como jefe, nunca lo vi como parte de un grupo, a menos que fuese al principio de su carrera, en la Argentina.

P: Cuando actuaban con Copes, ¿qué instrumentos tenían?
R: Con Copes eran dos bandoneones, eso seguro, porque uno era Piazzolla, que nunca se paraba delante del grupo, él siempre se sentaba para tocar, y otro muchacho que tocaba el bandoneón también y luego en general los músicos que tocaran en ese lugar, póngale, una trompeta, un saxofón, una batería y un contrabajo, posiblemente una guitarra, y a veces dos saxofones, de eso estoy seguro. Cuando nosotros íbamos a un hotel, por una noche, ellos [Copes y Piazzolla] usaban la orquesta que estaba en el hotel, él no traía músicos de fuera, únicamente el bandoneón y el piano. El tenía una flexibilidad extraordinaria para cambiar instrumentos y reorquestar todo eso, lo hacía rapidísimo.
          En una de esas ocasiones, la orquesta del hotel en el que tocábamos la dirigía Tito Puente. Esa fue la única vez que le vi tocar con Piazzolla.

P: Si no me equivoco, Piazzolla nunca grabó con trompeta, pero entonces sí que tocó y arregló en vivo para este instrumento...
R: Sí, me acuerdo muy bien de eso. Me acuerdo porque el trompetista era un tipo un poquito que nosotros le llamábamos "sobrador", y me acuerdo de que nosotros estábamos listos para empezar a ensayar y nos dice [con desdén] "a ver si hacen este ensayo rápido, que no tengo mucho tiempo", y nosotros solíamos tocar una milonga que era rapidísima, y yo le dije, "no se preocupe, que vamos a tocar rápido" [risas] y el pobre pasó un momento bastante difícil [risas].

P: ¿Cómo preparaban las actuaciones?
R: Ensayábamos con los músicos disponibles un par de horas antes de la actuación... en realidad se daba una leída, más bien, los músicos de los hoteles eran muy buenos lectores, podían tocar cualquier cosa. Entre paréntesis, en aquel tiempo estaba en el salón Roseland, que era un salón de baile... el Roseland Ballroom, ahí hicimos un trabajito, me acuerdo, con Copes y Nieves, en el Roseland. Creo que fue una noche.

P: Piazzolla regresó a Buenos Aires en junio de 1960. ¿Cuándo fue la última vez que lo vio?
R: Una vez tuve que decirle que no podía ir a New Jersey porque me había conseguido otro trabajo, creo que en Rhode Island, y me dijo que no podía dejarle colgado... Sí, se enfadó mucho conmigo, y no volví a verlo. Y se marchó.
          Después de varios años, cada uno andaba en otras cosas, lo vi un día que tocó en un teatro de Manhattan con el grupo, no recuerdo qué grupo era exactamente. Cuando me vio nos dimos un fuerte abrazo, y me dijo “Carlitos, ¿te acordás de cuando corríamos la coneja?”, es una expresión argentina que se refiere pasar hambre, por el tiempo que pasamos juntos en Nueva York. Esa fue la última vez que le vi.

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Nota: aunque habitualmente se da la dirección de Piazzolla en Nueva York como 202 de la calle 92 (Oeste), Rausch la recuerda como 292 (rima incluida), y así aparece en la correspondencia de Piazzolla.

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En la próxima entrada, repasaremos la vida de Carlos Rausch. Las tres anteriores sobre Piazzolla en Nueva York y el jazz-tango, se pueden leer picando en los enlaces:
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Aquí puede verse un vídeo sobre estos años de la vida de Piazzolla.

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En esta lista de Spotify se pueden escuchar las grabaciones de Piazzolla en Nueva York, las suyas y las que arregló para otros (Fernando Lamas, Machito, etc...). La lista está basada en la discografía de Mitsumasa Saito.

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