22/12/2013

Felices fiestas y una recomendación

Parte de mis primos y lectores, los del hemisferio Sur, están a punto de celebrar el solsticio de verano, no de invierno (¡envidia!), y el fin del año no es más que una convención, pero sea porque los días acortan en esta parte del mundo, o porque la mayoría de nosotros libramos en el trabajo, o por motivos culturales, este es un tiempo de reflexión. Así que celebre lo que celebre, felicidades y parabienes.

No tenía intención de recomendar ninguna música para estas fechas. Hay un montón de listas con lo mejor del año, además de toda la farfolla navideña. Sería casi como añadir más empalago a todo lo que se nos embute en el gaznate. 

Pero entonces me topé con el vídeo sobre Bob Brookmeyer (véase la entrada anterior), y de pronto sonó el inconfundible Jack Teagarden. Con cuerdas. En un disco que desconocía por completo. Tiene la voz y el trombón de Teagarden, arreglos de Brookmeyer, Russ Case y Claus Ogerman y, sorprendentemente, los temas son de Willard Robison, autor menos conocido que algunas de sus composiciones, como "Old Folks" o "Cottage for Sale".

El disco en cuestión es Think Well of Me (Verve V6 8465 en estéreo, V-8465 en mono) grabado y publicado en 1962. Se reeditó en 1998 como edición limitada en CD (Verve 314 557 101-2, por ahí rondan ejemplares de segunda mano), y también está en Spotify. En YouTube están también todos los temas, con los que he armado esta lista:


Pasenlo bien, mis mejores deseos para 2014, y nos "vemos" entonces.

20/12/2013

Muchos más compases de Bob Brookmeyer

Ayer publiqué una entrada sobre uno de mis solos favoritos por uno de mis músicos favoritos, pero reconozco que mi breve presentación no hace justicia a sus hazañas musicales.

Después de mover por ahí esa entrada, mi estimado colega y mago del jazz-tango Pablo Aslan me señaló este fantástico vídeo, una buena visión panorámica de la vida musical de Bob Brookmeyer.

Los créditos son:

Montaje de Maria Schneider y Ryan Truesdell en honor de Bob Brookmeyer, para su funeral en la iglesia de San Pedro de Nueva York, el 11 de abril de 2012.
Vídeo editado por Marie Le Claire
Toda la música está compuesta y/o arreglada por Bob Brookmeyer
Fotos por gentileza de Michael Stephans y Jan Brookmeyer

Sin más, la película:

19/12/2013

Dieciséis compases de Brookmeyer...

Los lectores habituales de estas páginas sabrán que Bob Brookmeyer es uno de mis músicos favoritos de cualquier estilo o instrumento. Me fascina la forma en que parece esconder su inteligencia detrás de un estilo visceral y lleno de swing cuando toca el aparatoso trombón de pistones. Como arreglista ha andado muchos caminos y explorado muchas rutas, pero nunca defrauda. A mí no, al menos.

Un buen ejemplo de la diversidad de su talento y de su estilo como solista son sus dieciséis compases en esta versión del “Body and Soul” y el contraste que ofrecen con respecto a su propio arreglo para la Concert Jazz Band de Gerry Mulligan.

Aunque Brookmeyer era el motor de la banda, aquí no toca más que medio chorus. Donde otros han dibujado arabescos en el laberinto armónico de esta balada, Brookmeyer lo atraviesa como una flecha con muy poca variación melódica y una gran de terminación rítmica, con mucho swing (véase la síncopa de los primeros ocho compases), y funk (en sus segundos ocho compases, terminando sus frases de cuatro notas en el "uno" sobre una especie de ritmo de rumba en el fondo).

Dado que el solo es facilmente accesible, me callo ya. Sólo añado que en una entrevista, preguntado por sus influencias, dice que la primera gran influencia, y casi la única, fue Count Basie. Al escuchar este solo (a partir de 2:37), creo que no es difícil imaginar a Basie tocándolo al piano.



Más Brookmeyer aquí y aquí.

02/12/2013

El tiempo vuela

Hoy hace exactamente un año que llegué a Nueva York y tuve que correr para llegar a un bolo casi privado, la celebración del 85º cumpleaños de Ted Brown (¡feliz 86, Sr. Brown!). Allí conocí en persona a Michael Steinman, proveedor de felicidad a través de Jazz Lives, su blog, quien grabó lo que dio de sí la noche. El evento tuvo lugar en The Drawing Room ("el salón de las visitas", literalmente), que es como se llama el estudio de Michael Kanan en el primer piso de un edificio cualquiera de una calle cualquiera de Brooklyn; la sala es pequeña, con unas treinta personas, un pequeño bar de circunstancias, una mesa con bebidas y un ambiente cálido y muy acogedor, casi hogareño.

Al final estos detalles pueden no ser más que una cuestión de percepción personal, pero hay veces que parece que la magia existe. Esta fue una de esas ocasiones, por la música, totalmente acústica, la actitud nada pretenciosa de los presentes, el cariño palpable hacia el homenajeado... hasta la iluminación fue perfecta.

Izda. a dcha.: Michael Kanan, Brad Linde, Kirk Knuffke, Ted Brown,
Chris Lightcap, Matt Wilson.

28/11/2013

Bibliografía sobre libre improvisación... en español

Entre que uno dedica parte de su tiempo a escribir sobre jazz, que trata de estar al tanto de lo que pasa en el terruño, que suele estar bien informado de los libros sobre estos temas que se publican (en español no es complicado) y que más o menos está en el ajo, como quien dice, podríamos eliminar, por despreciable, el error por mi parte al no enterarme de algunas novedades.

Esta vez, quizá no.

26/11/2013

Savoy Records, 26 de noviembre de 1945

(Cortesía de London Jazz Collector)
"Hen Gates" es, en realidad, Dizzy Gillespie


Lunes, 26 de noviembre de 1945. Un día más en la oficina de Savoy Records, minúsculo sello de New Jersey. Reservaron los estudios WOR de Manhattan, por donde primero pasó el quinteto de Don Byas

Benny Harris (trompeta), Don Byas (saxo tenor), Jimmy Jones (piano), John Levy (contrabajo), Fred Radcliffe (batería).
   S5845    Candy
   S5846    How High The Moon
   S5847    Don By
   S5848    Byas-A-Drink

A continuación (obsérvense los números consecutivos de las matrices), el quinteto de Charlie Parker, en su primera sesión como líder.

Miles Davis (trompeta), Charlie Parker (saxo alto), Argonne Thornton (alias Sadik Hakim, piano), Dizzy Gillespie (trompeta y piano), Curley Russell (contrabajo), Max Roach (batería).

WOR Studios, Broadway
   S5850-1  Billie's Bounce
   S5850-2  Billie's Bounce
   S5850-3  Billie's Bounce
   S5849-1  Warming Up A Riff 
   S5850-4  Billie's Bounce
   S5850-5  Billie's Bounce
   S5851-1  Now's The Time
   S5851-2  Now's The Time
   S5851-3  Now's The Time
   S5851-4  Now's The Time
   S5852-1  Thriving On A Riff
   S5852-2  Thriving On A Riff
   S5852-3  Thriving On A Riff
            Meandering
   S5853-1  Ko-Ko
   S5853-2  Ko-Ko

La música se puede escuchar en YouTube o Spotify (abajo).


22/11/2013

Descubiertos dos temas inéditos de Charlie Parker

NOTICIA: Uno de los temas inéditos en 2013 ha aparecido ahora en YouTube. No obstante, ese clip llevaba ya dos años en línea, desde que Phil Schaap, ¿quién, si no?, lo emitiera el 20 de septiembre de 2018. El programa está guardado aquí (el fragmento suena en 6:40, 9:42, 17:56 y 1:09:44). El fragmento al final del texto es la versión corregida (iba un semitono demasiado alta/rápida) por el guitarrista Nick Rossi.   

Chuck Haddix
Este otoño está siendo tiempo de bonanza para los interesados en Charlie Parker. Aparte de las dos nuevas biografías recién publicadas (están reseñadas en Cuadernos de Jazz), hace unos meses se anunció el descubrimiento de dos nuevas grabaciones de Charlie Parker. En realidad son de la orquesta de Jay McShann, pero así es la posteridad.

El libro de Haddix
Su descubridor no es otro que Chuck Haddix, comisario del Marr Sound Archive de Kansas City y autor de una de las biografías antedichas, en la que relata sin darse ningún bombo (p. 48) que fue John Tumino, manager de la orquesta, el que grabó dos temas el 6 de febrero de 1941, “Margie” y “I’m Getting Sentimental Over You”, de las que cabe destacar que formaban parte del repertorio habitual de la orquesta Tommy Dorsey. En ambos cortes interviene Parker como solista, destacando especialmente en el segundo tema, por la extensión y originalidad de su solo.

Ambas grabaciones fueron estrenadas en público el pasado mes de septiembre, en la convención anual de la Asociación Internacional de Coleccionistas de Discos de Jazz (IAJRC, sus siglas en inglés), celebrada precisamente en Kansas City. Los acetatos se conservan en la colección John Tumino del Marr Sound Archive.

El experto en cinematografía jazzística, Mark Cantor, estuvo presente y escuchó los discos. Esto es lo que cuenta:
En el primero, "Margie", en el que el arreglista parece que imita a Sy Oliver y la grabación de Jimmie Lunceford, Bird toca un solo de ocho compases en uno de los puentes hacia el final del tema. Lo que me pareció absolutamente impresionate [...] es la grabación de "I'm Getting Sentimental Over You", a medio camino entre la música de baile y el jazz, en el que Bird toca un solo de 32 compases impresionante por su madurez, complejidad e inventiva melódica. Esperemos que se publiquen algún día para que podamos disfrutarlos una y otra vez.
Que así sea.

(28 de septiembre de 2020): Y así ha sido. El mes pasado apareció "I'm Getting Sentimental Over You" en YouTube. La orquesta de Jay McShann, con Joe Coleman cantando y un solo increíble de Charlie Parker con 20 años, el 6 de febrero de 1941:

01/11/2013

Frank Wess (1922-2013)

Sólo dos años más joven que Charlie Parker y, como éste, de Kansas City, Frank Wess era uno de esos grandes músicos para los que etiquetas como "mainstream" o "bop" no servían para nada útil. Fue miembro de la orquesta de Count Basie durante años. Parecía un hombre sin pretensiones, y es una lástima —para nosotros— que no fuera más visible en la escena jazzística. Wess falleció el pasado 30 de octubre a los 91 años.

Jazz for Playboys (Savoy/Denon SV-0191)
No obstante las jerarquías "oficiales" del jazz, Wess fue uno de los primeros saxofonistas que conocí dentro del jazz (antes que Coltrane o Coleman Hawkins, por ejemplo). También fue el primer flautista, el único durante años, que conocí dentro de esta música. Supongo que por eso me extrañaba cuando oía a colegas echando pestes sobre este instrumento. Suerte que tuve.

Como suele ocurrir, fue casualidad que una tienda cercana tuviese, durante un tiempo hace más de veinte años, un montonazo de reediciones japonesas del sello Savoy, las de los noventa, a precio de saldo. Eran tiempos en los que uno se pensaba y repensaba la compra de un solo disco, y no recuerdo que fue lo que hizo decidirme por éste, sin haberlo escuchado antes. Obviamente no fue la portada (ni el título, créanme).

10/10/2013

Piezas de Monk

(2022-10-10: las grabaciones Black Lion están disponibles en las plataformas de streaming. También he añadido la versión de "A Merrier Christmas" del difunto Frank Kimbrough. La recopilación también está disponible en Qobuz con calidad de sonido igual o superior a CD.)

Por su nombre, su aspecto, su biografía, la forma en que tocaba (y no tocaba) el piano, que algunos observan como un conjunto de mera rareza, Thelonious Monk es uno de los músicos más reconocibles del jazz del siglo pasado.

Frivolidades parte, Monk también fue un gran compositor. Con los dos pies bien plantados en los géneros de la canción popular estadounidense y el blues, dejó menos de un centenar de piezas, algunas de las cuales son hoy standards reconocidos.

En el repertorio monkiano hay, no obstante, mucho más que la media docena de temas trillados en las jam sessions. Ya que hoy es su cumpleaños, ahí va esta lista de Spotify, basada en el registro  de composiciones que figura en el sitio oficial MonkZone, con todo lo conocido y por conocer de Monk.

Faltan en esta recopilación "Harlem Is Awfully Messy" (depositada en el registro de autores pero nunca grabada) y "A Merrier Christmas" (de la que sólo existe una grabación privada con el propio Monk cantando; esta versión es de Dianne Reeves con Benny Green).

Comentarios, sugerencias, correcciones... serán muy bienvenidos.

11/09/2013

Benny Goodman Carnegie Hall 1938: reeditado, aún incompleto

Benny Goodman at Carnegie Hall 1938 es un disco simbólico. Ha estado siempre disponible desde 1950, y constituye un retrato único del Swing en su momento álgido, tanto en lo musical como en lo social. No obstante, hasta la fecha seguimos sin disponer de una reedición completa de la música del concierto, como quedó explicado en esta entrada anterior.

Acaba de salir una nueva reedición en Japón, Benny Goodman at Carnegie Hall 1938, Sony Music Entertainment (Japan) Inc. (Blu-spec CD2 SICP 30223-4), en el nuevo formato Blu-spec CD2, pero está basada en el máster de la última reedición oficial en cedé (C2K 65143, de 1999) y, por consiguiente, le falta medio minuto de música, aunque parece que el sonido ha ganado en definición.

04/09/2013

Inesperadamente... Biréli Lagrène

Hay discos mediocres que, no obstante, encierran sorpresas inesperadas. Los hay que solamente merecen un recuerdo por un instante de brillantez.

Un ejemplo de este tipo de grabacion sería el Stuttgart Aria de Jaco Pastorius. Último capítulo de la discografía de Pastorius, este disco es cuando menos irregular, pero recompensa al oyente que lleve su escucha hasta el final con el solo de Biréli Lagrène en "The Days of Wine and Roses", grabado cuando el guitarrista apenas tenía veinte años.

Biréli Lagrène cumple 47 hoy.


PD: Años después de la edición original, Jazzpoint publicó un doble cedé, Broadway Blues & Teresa, con música de las sesiones de Stuttgart Aria, sin teclados. En Spotify puede escucharse esta misma versión de "Days of Wine and Roses", sin teclados.

01/08/2013

Jazzaldia 2013: día 5 y último

Cosas que uno se encuentra
La mente humana es así: el quinto día del Jazzaldia, antes de que haya terminado, uno pide íntimamente que llegue el final cuanto antes; en cuanto se extingue la última nota y se ha recuperado el aliento, se echa en falta. En todo caso, uno no es un Leónidas y no llegó a dos actuaciones que prometían mucho: el espléndido dúo de Barry Guy con Maya Homburger el sábado por la noche —tras el Maratón Masada— en el incomparable marco de San Telmo con el fresco de Sert a sus espaldas, y la actuación de Diana Krall en el Kursaal. Según fuentes solventes, a la Krall no se la vio en su mejor momento al piano, y el que tiró del carro musical del concierto fue —sorpresa, sorpresa— el invitado Marc Ribot.

Por una cuestión de conveniencia de horarios —o de prioridades, no nos engañemos— sí nos dio tiempo a pasar por la feria del disco del Hotel de Londres. Tras el consiguiente intercambio de euros por algo de rock, blues acústico, blues eléctrico, country antiguo, gospel clásico, un par de cosas de Martial Solal y la rareza que ven más arriba, dimos buena cuenta de la oferta gastronómica de San Sebastián, en la Parte Vieja y en Gros.

Patatas bravas del Café San Telmo (junto al Museo)
Chuletón del Bar Néstor (C/Pescadería)
G&T de la Gintonería (Gros)
(© Fernando Ortiz de Urbina)

31/07/2013

Jazzaldia 2013: día 4

El plato fuerte de este Jazzaldia fue el Maratón Masada, una batería de actuaciones de grupos orquestada por JOHN ZORN. Si bien es cierto el reiterado mensaje de que esta sería la única presentación de este evento en Europa —habrá otra en Nueva York en septiembre—, también lo es que está enmarcada en toda una batería de actuaciones colectivas con motivo de su 60º cumpleaños, como la habida en Londres o la que está a punto de celebrarse en Lisboa.

John Zorn probando sonido
(© Lolo Vasco/Heineken Jazzaldia)
Zorn es un organizador nato. Quienes lo han visto trabajar sin público lo describen como un jefe directo, claro, exigente y concentrado en el trabajo. Lo suyo es manu militari: sin porfavores, perdones ni gracias, si a la hora de dar mover a sus cuarenta y tantos músicos la forma más eficiente es el discurso telegráfico a gritos, como “¡Hotel! ¡Bus! ¡AHORA!”, a gritos se hace. A nadie parece importarle que entre los increpados estén figuras del calibre de Uri Caine, Marc Ribot o Dave Douglas.

27/07/2013

Jazzaldia 2013: día 3

Uno de los retos para el comentarista de jazz de los que no se suele hablar es cómo valorar la actuación de un septuagenario o de alguien aun mayor. Teniendo en cuenta su abundancia en este género, y que sólo por llegar a esas edades ya se les considera leyendas, los dilemas están ahí: ¿hay que ser “generosos”? ¿hasta qué punto? ¿Cómo se puede decir a alguien que debería retirarse? ¿Merece la pena meterse en semejante berenjenal?


La tercera jornada marcaba el arranque, por primera vez en el Jazzaldia, de una serie de actividades para niños, englobadas bajo el lema Txikijazz. No tenemos noticias directas, pero parece que la organización está relativamente satisfecha. El plato fuerte del día lo marcaban, no obstante, las actuaciones de Lee Konitz, Dave Douglas y Pharoah Sanders.

Basta que uno reproche la falta de seriedad de la lluvia para que nos riegue más seguido y con más persistencia. Y que la actividad pluvial esté totalmente en marcha para la hora del pase de Dave Douglas en la Trini, al aire libre.


Con prácticamente todo el público plastificado en verde botella se presentaron DAVE DOUGLAS y su quinteto, con Jon Irabagon al tenor, Matt Mitchell al piano, Linda Oh al contrabajo y Rudy Royston a la batería. Digamos ya que Irabagon es de Chicago y tiene ascendencia filipina, y que Oh es malaya y criada en Perth (Australia).

El quinteto de Dave Douglas (© Fernando Ortiz de Urbina)

26/07/2013

Jazzaldia 2013: día 2

Escanciando sidra en Azpeitia
(© Fernando Ortiz de Urbina)
Dado que el grueso del Jazzaldia se desarrolla por las tardes, las mañanas quedan libres para otras actividades en una ciudad y sus alrededores, lurralde en la parla políticamente correcta, con una oferta gastrónomica sin par. Ayer había feria y concurso de sidra en Azpeitia, a media hora en coche por la autopista. Bajo un sol de justicia y contra el fondo de la música itinerante de la banda municipal y las cuadrillas de trikitilaris (acordeón diatónico y pandereta), el ritual consistió en pagar un vaso e ir probando el producto de los puestos a lo largo del perímetro de la plaza municipal. En el centro, el jurado oficial degustando el producto, escanciado como mandan los cánones.


*

La segunda jornada arrancó, para este cronista, con el trío de VIJAY IYER arropado por la acústica limpia y matizada del teatro Victoria Eugenia. Neoyorquino, hijo de emigrantes indios tamiles, licenciado en físicas y matemáticas, Iyer está al margen de los perfiles habituales del músico de jazz. Y eso se nota en su música, incluso viniendo a través de un formato tan sobadísimo como el trío de piano.

Vijay Iyer Trio (© Fernando Ortiz de Urbina)

25/07/2013

Jazzaldia 2013: día 1

© Fernando Ortiz de Urbina

La sucesión de conciertos gratuitos en los aledaños del Kursaal hacen de la primera jornada del Jazzaldia un evento aparte. Lo que para algunos es alegre y participativo, para otros es la turba.

Dejando a un lado cuestiones estilísticas, que ya somos mayorcitos, hay que plantearse qué queremos de la música. En el mejor de los casos, debería poder hacernos bailar y saltar, callar y chillar, reír y llorar... mientras nos arranca el corazón como a Indiana Jones y lo vuelve a dejar en su sitio, con ternura, las veces que haga falta.

El jazz, la música, el arte en general, en el mejor de los casos, parece nacer de este diálogo:
—¿Y si hacemos...?
—¡¿Y por qué no?!
© Fernando Ortiz de Urbina

Qué pasa si reunimos dos baterías, un vibráfono, percusiones varias, bajo eléctrico, dos guitarras eléctricas con sus correspondientes efectos, sección de vientos (trompeta, trombón, saxos alto, tenor y barítono), un theremin, voces... y, en realidad, lo que se le ocurra al director. También pueden añadirse unos bailarines. Y un pintor que trabaje durante la actuación. Y video de fondo. ¿Y qué tal un globo gigante con forma de medusa? Ya puestos, que flote sobre el escenario y se pasee por encima del público.

Qué pasa si, con ese conjunto, en el repertorio metemos mucho vamp. Como el tema de "Misión Imposible". Música para bailar. Y ritmos binarios, como los de la "Danza del Sable". Y ternarios. Y en cuatro, que es lo clásico. Y en cinco como nunca hubiera imaginado Dave Brubeck. Y un poco de ese jazz que va desde Mingus a Mostly Other People Do The Killing. Y guitarras rockeras. Y acordes bonitos. Y estruendosos unísonos. Y polkas. Y ska...

Todo eso, que responde al nombre de SHIBUSASHIRAZU ORCHESTRA, se perdieron las cenicientas del día 24. Eso, y ver a toda la playa de la Zurriola, repleta, eufórica, saltando y dando palmas a las dos de la mañana de un jueves.

Shibusashirazu Orchestra
© Fernando Ortiz de Urbina

Antes, esa misma tarde...

ROBERT GLASPER: en cuarteto. El vocoder da bastante menos juego de lo que algunos parecen creer. El funk es como un buen postre: lo remedia todo. Sobre un buen bajista (Derrick Hodge) y un buen baterista (Mark Colenburg), se puede tocar prácticamente cualquier cosa. Uno de los mejores momentos se produjo con Casey Benjamin al saxo y sin Glasper. Para pensar.

23/07/2013

Interludio rock: Alchemy



Alchemy es un disco en directo de Dire Straits, posiblemente el grupo que más dinero ingresó en los locos ochenta, cuando el pop británico pareció contagiarse del thatcherismo reinante y conquistó un buen trozo de la cuota del mercado discográfico mundial. En el caso de los Straits, su siguiente gira sería larguísima, un año con un mes de descanso, diseñada entre otras cosas, dicen, para esquivar al fisco británico.

22/07/2013

De festival

Llevan en pie desde hace unos sesenta años: el irresistible encanto de combinar el destino turístico con un festín de jazz y otras músicas (Chuck Berry tocó en Newport en 1958, o sea que nos sobran precedentes). Pequeño burgués, quizás, aunque no lo creo. Exclusivo, para nada.

En las próximas fechas estaré dando novedades desde el Heineken Jazzaldia de San Sebastián, donde di mis primeros pasos como reportero dicharachero hace una pila de años. Reencuentros, recuerdos, amigos y una comida extraordinaria me esperan. El programa se puede consultar aquí, por si aún hay dudas sobre una visita.

Eso es ahora. Para entrar en ambiente, lo que viene a continuación es de Newport 1962. Unos pocos extractos de buena calidad, por cortesía de Franz Hoffman, más uno más completo, de fidelidad algo peor, pero con imágenes de Roland Kirk y Pee Wee Russell, por lo que no caben las quejas.

¡Nos vemos!

Count Basie and His Orchestra


18/07/2013

Los colores del Blues: negro, blanco… ¿y rojo? (y III)

Con el texto de hoy termina el extracto publicado en su día en Internet por UTNE Reader, de The Guitar and the New World, el nuevo libro de Joe Gioia. Una vez más nuestro agradecimiento va para el autor y la editorial, SUNY Press. Si han gustado las dos partes anteriores (la primera y la segunda), el resto del capítulo “Hey-Hey” elabora y profundiza sobre las cuestiones que ha planteado hasta el momento. En otras palabras, hay bastante más miga.

Como ha ocurrido con los libros que citaba Gioia en la segunda parte (especialmente el de Hamilton), puede que a algunos lectores se les atragante su visión tan demoledora del pasado del blues, género del que se habla, por ejemplo, de pactos con el diablo sin pestañear. Como parece que está ocurriendo con los autores clásicos como Oliver o Charters, puede que con el tiempo haya que corregir lo que cuenta Gioia. No obstante, el descuido con el que se ha tratado a los nativos de Norteamérica con respecto a la música del subcontinente es tan abrumador, que la verdadera importancia del texto de Gioia no son tanto las respuestas que ofrece, algunas aparentemente muy razonables, sino las preguntas que plantea; no lo que ha encontrado, sino el hecho de haber enfocado su linterna en otra dirección, inexplicablemente virgen.

En el "peor" de los casos, el libro puede considerarse una guía personal del autor sobre la música norteamericana de la primera mitad del siglo XX. Aunque sin el texto a mano algún tema parecerá fuera de lugar, prácticamente todas las canciones que se citan están, por orden de aparición, en esta lista de Spotify (los enlaces del texto llevan a YouTube).

Ahora sí, después de haber postulado que hay razones de peso para considerar seriamente el papel de los indios de Estados Unidos en el origen del blues y otras músicas típicas de ese país, se adentra por ese sendero, en el que empieza a encontrar indicios...

17/07/2013

Los colores del Blues: negro, blanco… ¿y rojo? (II)

Seguimos con el extracto del capítulo "Hey, Hey", de The Guitar and the New World de Joe Gioia. En el de ayer el autor señalaba los dos relatos de principios del siglo XX que originan la historiografía del blues, el de Charles Peabody y el de W. C. Handy, y cómo de ahí se han vinculado sus orígenes con la esclavitud o, más allá aun, con África, sin que haya forma de demostrarlo.

Gracias, una vez más, a Joe Gioia y a la editorial por dar su permiso para traducir este texto y publicarlo aquí. La versión en inglés está aquí, y se puede leer entera en el sitio de UTNE Reader.

16/07/2013

Los colores del Blues: negro, blanco… ¿y rojo? (I)

Uno de los aspectos más fascinantes de la historia de la música popular de EE UU es el origen del blues. Al considerarse el núcleo duro de toda la música popular del siglo XX, la simiente de un fenómeno de masas como el rock, el contraste con sus humildes orígenes en el Delta del Mississippi le dan un carácter épico a un género ya de por sí evocador y visceral. Si además se presenta como el sustrato musical de la supervivencia al secuestro, la travesía transatlántica y la esclavitud en ultramar, la mitificación es casi inevitable.

Además, sobre este mito se ha ido depositando un sedimento que apenas deja lugar para discusiones legítimas sobre el origen del género musical, una especie de dogma apelmazado por consideraciones siempre inútiles sobre su pureza, su autenticidad. Inútiles, porque si la historia es una película, en el mejor de los casos la autenticidad no es más que un fotograma escogido arbitrariamente por una serie de prejuicios, elegido como referencia absoluta e indiscutible contra la que se compara, humillado, el resto de la película. Digo en el mejor de los casos, porque no son pocos en el que esa autenticidad ni siquiera es un fotograma de la película, sino un pasado utópico, un ideal que no ha existido nunca.



Charley Patton - "I Shall Not Be Moved" ("No nos moverán")

Sin pruebas fehacientes, al blues se le ha asignado una trayectoria inseparable de los esclavos traídos de África a América y sus descendientes. En el principio sólo era cosa de negros, y al entrar en contacto con los blancos fue contaminándose. Extrapolando esa trayectoria imaginada, el origen del blues estaría en África. Por una serie de motivos, entre ellos la asfixiante presencia real del racismo en EE UU, el estudio y el debate sobre lo que conocemos como blues choca contra muchas barreras y prejuicios. Por ejemplo, con tanto insistir en la dicotomía negros/blancos, ¿no nos estamos olvidando de alguien?

12/07/2013

¡Fiesta en casa de los Barnes! (2ª parte)

George Barnes
Espero que disfrutaran tanto como yo el vídeo de "Liza" de ayer, del disco Guitars Galore de George Barnes, publicado en 1961. El emotivo montaje de imágenes lo ha producido Alexandra Barnes Leh, hija de George, productora también del proyecto del legado de George Barnes. Merece la pena pasarse por ese website a la mínima que al lector le interese la historia de la guitarra en Estados Unidos. Barnes era un auténtico pionero, uno de esos caracteres casi míticos, que nos dejó demasiado pronto, en 1977.

Al final de este texto he incluido algunas imágenes tomadas del vídeo de ayer. Por la cantidad de sonrisas, está bastante claro que los asistentes a la fiesta lo pasaron muy bien. Los músicos de esta época son recordados por su ingenio, sus bromas, su sentido del humor... su capacidad de pasarlo bien en cualquier circunstancia. Ahora, además, gracias a Alexandra y su madre, y esposa de George, Evelyn Barnes, conocemos algunos detalles de la fiesta. A las dos va nuestro agradecimiento.

11/07/2013

¡Fiesta en casa de los Barnes! (1ª parte)

Esto puede sonar exagerado, pero creo que no tendremos una idea exacta de la medida en que la música popular de EE UU de cierta época está empapada de jazz hasta que no se haga una buena discografía (con los nombres de todos los músicos implicados) de Columbia y RCA, y sus subsidiarias. Al ser los dos sellos más importantes de los años cincuenta, a algunos se nos hace la boca agua sólo de pensarlo. Hay gente para todo.

Evidentemente, la música es música, y debería bastar con poder escucharla para preciar todos sus sabores. Aun así, las impresiones se ven afectadas al saber quién toca exactamente en un disco, y parece que los músicos de jazz, o al menos músicos con fuertes inclinaciones jazzísticas, o veteranos de las big bands cuyos primeros pasos profesionales consistieron en tocar música con un alto octanaje de jazz, abundan en la música popular de EE UU de los años cincuenta y sesenta. Y no sólo por los músicos de Stan Kenton o Count Basie presentes en los discos de Sinatra. Hay mucho más.

31/05/2013

7 de febrero de 1940 - un largo día en la oficina

Entonces... 7 de febrero de 1940. En España acaba de terminar la Guerra Civil y en el resto de Europa acaba de empezar la Segunda Guerra Mundial. Nuestros primos de Estados Unidos lo ven todo desde lejos, aún quedan casi dos años para Pearl Harbor. Para ese preciso día, la revista  Metronome ha convocado en Manhattan a los mejores músicos de jazz del momento, según sus lectores, para grabar un par de temas, la versión de Fletcher Henderson de "King Porter Stomp" para big band, y un blues que se titulará "All-Star Strut" por un grupo selecto de nueve músicos, supongo que los ganadores de cada categoría instrumental.

Este tipo de bandas resultan interesantes en la medida en que difieren de nuestro punto de vista actual. ¿Hay dos saxos tenores y no son ni Coleman Hawkins, ni Lester Young, ni Ben Webster? (De acuerdo en que Hawkins acababa de volver de Europa, ¡pero ya se había publicado "Body and Soul"!) ¿Hay un pianista y no es Art Tatum? ¿No está Jimmie Blanton? De hecho, ¿cómo es que no hay un solo miembros de las bandas de Duke Ellington o Count Basie? No deja de ser un fiasco, cierto, pero aparte de que se trata de los lectores de una revista concreta en un momento distinto del nuestro, lo cierto es que, si bien los años del Swing se presentan como una época en la que el jazz era popular, probablemente sea más justo describirlos como un momento en el que la música popular estuvo, a menudo pero no siempre, empapada de jazz.

En cualquier caso, los allí reunidos fueron (en cursiva, los miembros del noneto):

TROMPETAS: Harry James, Ziggy Elman y Charlie Spivak;
TROMBONES: Jack Teagarden y Jack Jenney;
CAÑAS: Benny Goodman - clarinet; Benny Carter y Toots Mondello - saxo alto; Eddie Miller y Charlie Barnet - saxo tenor;
RÍTMICA: Charlie Christian - guitarra eléctrica; Jess Stacy - piano; Bob Haggart - contrabajo; Gene Krupa - batería.
ARREGLOS: Fletcher Henderson.

Por suerte, existen varias fotos de la sesión (picar en ellas para agrandarlas). Esta, por ejemplo, parece del principio de la sesión, porque Charlie Christian lleva su sombrero puesto y Gene Krupa aún no se ha quitado la chaqueta, además de la posición relativa de ambos músicos

Charlie Christian, Gene Krupa
(del website de Leo Valdés)

26/05/2013

La historia de "So What"

Hace tiempo comentamos la retorcida historia del riff de "Rhythm-A-Ning", mi estimado colega Michael 'Jazz Lives' Steinman, dijo que
ciertos riffs y variaciones están "en el aire"
lo cual es absolutamente cierto. Desde el plagio indiscutible a la "inspiración excesiva", aunque involuntaria, estas cosas pasan (yo mismo he juntado una serie de acordes preciosa, digna de Rachmaninov, porque de hecho... ya me entiende). Le puede pasar a cualquiera, incluso a un maestro de la composición como Benny Golson, según le explica aquí a otro maestro compositor, Horace Silver, aquí (Golson le cuenta a Silver que una vez se levantó en mitad de un sueño para anotar la melodía que había imaginado... era la intro de "Stardust").

Todo eso está muy bien, pero en la música popular de EE UU ha habido (espero que ya no), cierta laxitud a la hora de asignar la autoría de la música. Por ejemplo, "'Round Midnight" de Thelonious Monk. ¿Cuánto tuvo que ver con su creación Cootie Williams, aparte de haber sido el líder de orquesta que la estrenó? Eso no es más que un caso. Desde el nombre de disc-jockey Alan Freed en discos del primer rock'n'roll, al del manager Irving Mills en los de Duke Ellington, conviene mantener un saludable grado de escepticismo.

Otro ejemplo: el motivo por el que sabemos que Charlie Parker no compuso "Donna Lee" es porque cuando Gil Evans fue a pedirle la partitura para arreglarla para la orquesta de Claude Thornhill, Parker le mandó a que hablase con su trompetista, Miles Davis, que apenas tenía 21 años.

18/05/2013

Sidney Bechet y Eddie Condon (¡y Charlie Parker!)... en color

Las maravillas de Internet. Acabo de ver este montaje sobre el saxofonista y clarinetista Sidney Bechet, contemporáneo de Louis Armstrong y, con él, el gran solista de Nueva Orleans (el tema de fondo es "Dans les Rues d'Antibes"):


Mirando el vídeo con detenimiento, se puede ver a Eddie Condon y sus All-Stars en distintos conciertos, a Buddy Rich, Kid Ory y Muggsy Spanier, aunque sólo fugazmente y, oh, sorpresa, al extraño trío de Charlie Parker, el contrabajista Chubby Jackson y el baterista George Wettling, a partir de 1:51.

De izda. a dcha.: Charlie Parker, Chubby Jackson, George Wettling

15/05/2013

Massey Hall, 60 años después

Bud Powell, Charles Mingus, Max Roach, Dizzy Gillespie, Charlie Parker
Massey Hall, Toronto, 15 de mayo de 1953
Foto de Harold Robinson

Hoy hace exactamente 60 años, a eso de las 20:30 hora de Toronto, estaba a punto de iniciarse una velada mítica en la historia del jazz. El mejor quinteto de la historia, el de los padres fundadores del bebop, los iconoclastas del jazz, iban a celebrar una reunión en la cumbre. Es la famosa noche en que hubo que rescatar un saxo de plástico para Charlie Parker porque apareció sin instrumento. La noche en que Bird y su ex-alma gemela, Dizzy Gillespie, tocaron a cara de perro. La noche de la primera aparición de Bud Powell tras salir del psiquiátrico.

Por supuesto. Massey Hall. Todo el mundo conoce la historia. No obstante, la mitad del párrafo anterior es falso. Sí, lo hemos leído repetido una y mil veces, y probablemente lo sigamos viendo. Pero es esencialmente falso. Un cuento. Y sin embargo es un relato que se ha reproducido ad infinitum en medios generalistas y especializados, en español y en inglés.

30/04/2013

Veinte años no es nada

En el verano de 1992, mientras España empezaba a creerse lo que no éramos, yo pasaba hambre en las calles de Londres. No es que me faltase dinero. Tampoco me sobraba, pero prefería gastármelo en discos. Sólo en Oxford Street había dos HMV y dos Virgin, cuatro tiendas de discos de más de dos plantas cada una en algo menos de dos kilómetros de calle. Añádase Tower Records y otro HMV en Piccadilly Circus. Y después, de las especializadas estaba Ray's, entonces aún en Shaftesbury Avenue, con el jazz al nivel de la calle y el blues en el sótano. En las cuatro semanas que pasé de aquel agosto en la ciudad hice turismo, pero con los ojos puestos en las atracciones iba haciendo cuentas de qué me iba a llevar de vuelta, dónde lo había visto y por cuánto. No lo cuento con orgullo. Más bien como quien habla a otros adictos.

Viniendo de un pueblo pequeño y sin haber pasado realmente por Madrid o Barcelona, lo de Londres era el valhalla, la cueva de Alí Babá, la cornucopia. Un paraíso del que me llevé discos que me han marcado para siempre. Un doble de temas en directo de Charlie Christian; la primera versión del concierto de Benny Goodman en el Carnegie Hall; la edición de la italiana Giants of Jazz del concierto de Stan Getz y Jimmy Raney en el Storyville; las grabaciones completas de T-Bone Walker para Imperial. Y otros que la memoria ha dejado en el camino. Cosas que sabía que existían. Cosas que no sabía que existían.

29/04/2013

Piazzolla en Nueva York (y V): Carlos Rausch, 2013

En la enormidad de la leyenda de Piazzolla, Carlos Rausch es poco menos que una nota a pie de página. En no pocas ocasiones le han recortado el apellido (Rauch) o le han cambiado el instrumento (de pianista a percusionista). Con las etiquetas de "(percusión)" o "(piano)(maybe)" no es más que una presencia dudosa en un disco dudoso según los datos que giran sin cesar, sin filtro ni crítica, en la hormigonera que es internet.

No obstante, detrás del nombre hay, para empezar, un carácter cálido y amistoso. Además, hay toda una vida dedicada a la música, con su trabajo de dirección, algo de composición y, en su día, actividades paralelas como la de pilotar su propia avioneta Cessna 180.


Carlos Rausch
Rausch nació en Buenos Aires hace 89 años. En 1958 dio el salto a EE UU, casi al mismo tiempo que Piazzolla, pero al contrario que éste, no regresó a la Argentina. Vivió en diversas ciudades de Norteamérica, donde hoy vive jubilado, aunque sigue tocando el piano y dedicando buena parte de su tiempo a la música.

En esta entrada de la serie sobre la segunda etapa neoyorquina de Piazzolla, le toca a Rausch contarnos su propia historia de músico profesional emigrado a EE UU, de alumno de Juan Carlos Paz en Argentina y Pierre Monteux en EE UU, pianista y copista de alquiler y luego director de orquesta.

Aquí termina, al menos de momento, la serie sobre Piazzolla en Nueva York 1958-1960. Al final de esta entrada van los agradecimientos, bibliografía, y enlaces para escuchar la música que se ha comentado.

20/04/2013

Piazzolla en Nueva York (IV): Rausch y Piazzolla (1958-1960)

Portada de Take Me Dancing
Piazzolla sigue siendo uno de los músicos argentinos más internacionales, a pesar de que falleció hace más de veinte años. Conoció fama internacional, colaboró con grandes artistas, trascendió estilos, países, públicos... Sin embargo, entre la trayectoria ascendente de los cincuenta, con el éxito artístico del Octeto Buenos Aires, y la nueva etapa que se inicia con “Adios Nonino”, el réquiem para su padre fallecido a finales de 1959, hubo dos años de serio bache vital, los que pasó en Nueva York entre febrero de 1958 y junio de 1960. Mientras la ciudad efervescía de música (piénsese en el jazz que aquel momento) y el país entero vivía la bonanza económica del final del mandato de Eisenhower, Piazzolla se daba de bruces con el fracaso de su aventura estadounidense. Su recuerdo, agridulce, apenas asoma en las Memorias recopiladas con Natalio Gorín.

The New Yorker, 30 de enero de 1960. La "colección de
argentinos" debe de ser Copes, Piazzolla, Rausch y cía. 
El retrato de las actividades neoyorquinas de Piazzolla es inevitablemente difuso. Más allá de los testimonios de sus colaboradores y patronos, su nombre no figura en los anuncios de prensa de la época, en la que si bien se anuncian algunas actuaciones, raramente se menciona su nombre, ni el de bailarín Juan Carlos Copes, con quien trabajó. Copes ha relatado cómo hubo que llamar a los bomberos para disolver a la muchedumbre que se agolpó en el Waldorf Astoria, pero lo más probable es que la estampida se debiera a la presencia del entonces popularísimo Eddie Fisher, más que a una súbita fiebre tanguera en el corazón de Manhattan. El gran Piazzolla fue, a casi todos los efectos, un músico anónimo más de los que pululaban por Nueva York a finales de los cincuenta, en plena edad de oro de los estudios de grabación de la ciudad.

El argentino Carlos Rausch, entonces pianista y copista de alquiler en Nueva York, colaboró con Piazzolla en el interludio neoyorquino. Lo que sigue es el testimonio de primera mano de un colega músico que también trataba de abrirse paso en Nueva York, parte de su primera entrevista sobre Piazzolla (más, aquí), para la que escuchó también por primera vez los discos Take Me Dancing y Evening in Buenos Aires, grabados por Piazzolla en Nueva York en 1959.

Carlos Rausch y Astor Piazzolla en Nueva York, mayo de 1959
(© Carlos Rausch)

15/04/2013

Piazzolla en Nueva York (III): Take Me Dancing! — Notas discográficas

En 1959, mientras la música de jazz atravesaba uno de sus momentos más ricos y fértiles, y la vida cultural de Nueva York en general era simplemente asombrosa, el gran modernizador del tango pasaba apuros para salir adelante y en lo musical su frustración iba en aumento.

Desde entonces, los cánones han marcado como irrelevante el resultado de sus planes de unir jazz y tango, el elepé Take Me Dancing, y sin datos relevantes en la funda del disco ni en otras fuentes, apenas existen indicios sobre quién toca en ese disco ni cuándo se grabó. A nadie le interesa un "fracaso" de un mito de la música, ¿no?

La investigación discográfica sobre Take Me Dancing! empieza y termina con una foto, publicada en su día en Piazzolla Loco Loco Loco (Argentina, 1994), las memorias de Óscar López Ruiz, uno de los principales guitarristas de Piazzolla. Mucho se ha especulado sobre la identidad de los músicos retratados. Con respecto a este disco se han barajado muchos nombres, como Tito Puente (del que se habló en la entrada anterior), Barry Galbraith y George Duvivier, aun cuando no aparecen en esta foto. Para empezar, en todo caso, aquí se muestran más músicos de los que participan en la grabación. Las obligadas búsquedas en internet arrojan resultados vagos, con errores en los nombres de los músicos y los instrumentos que tocan.

¿Domingo, 26 de abril de 1959?

El personal completo es, de izquierda a derecha:

11/04/2013

Piazzolla en Nueva York (II): Take Me Dancing (1959)

En la entrada anterior presentamos el disco Piazzolla in Brooklyn, la revisión que hizo en 2011 Pablo Aslán del Take Me Dancing de Astor Piazzolla. La de hoy está dedicada a la grabación del disco original.

A principios de 1958, a sus 37 años, Piazzolla regresó a Nueva York, donde había vivido de los 4 a los 15. Le costó un tanto establecerse, pero no tardó en convertirse en arreglista habitual del sello Roulette, gracias a una recomendación del también arreglista y jefe de orquesta Johnny Richards. Algo menos tardaron en reunirse con él su esposa, Dedé, y sus dos hijos, Diana y Daniel, entonces adolescentes. En Nueva York grabó dos discos, Take Me Dancing, su ensayo de jazz-tango, y otro de corte más inocuo que quedó inédito hasta 1994, cuando se publicó en Japón como Evening in Buenos Aires (P-Vine PC-2885).

Carlos Rausch, pianista y director de orquesta, tiene hoy 88 años y vive, retirado, en Estados Unidos. Como Piazzolla, se mudó a Nueva York en 1958 y allí colaboró con él como copista de partituras y pianista. Además se veían con cierta frecuencia (se visitaron mutuamente en sus domicilios). Aunque es uno de los testigos de este periodo neoyorquino de Piazzolla, nunca le habían entrevistado al respecto. Además, a pesar de que toca en Take Me Dancing, nunca había oído el disco hasta ahora.

En futuras entradas Rausch se explayará sobre Piazzolla y Nueva York en general (aunque la próxima es sobre detalles discográficos). Aquí rememora la grabación de Take Me Dancing.

04/04/2013

Piazzolla en Nueva York (I): Brooklyn 2011

Astor Piazzolla (fuente)
Astor Piazzolla es una de las grandes figuras de la música del siglo XX, uno de esos artistas que, como Ravi Shankar o Paco de Lucía, por ejemplo, ha transcendido fronteras, culturas y etiquetas tomando la música propia de su tierra, dándole un giro personal y llegando al corazón del público de todas partes del mundo.

El bandoneonista y compositor —cuya educación musical incluye las lecciones de Ginastera en Buenos Aires y Nadia Boulanger en París— tuvo una larga trayectoria y su legado incluye un buen puñado de discos que nunca estarían de más en la colección de cualquier melómano. Como con cualquier otro artista, sería difícil, y probablemente inútil, tratar de señalar su mejor disco, aparte de que tal ejercicio suscitaría polémicas tan incendiarias como innecesarias.

21/03/2013

Keith Jarrett tocando stride...

Keith Jarrett (fuente)
Keith Jarrett es un pianista de jazz que forma parte de una élite a la que acceden muy pocos músicos en todo el mundo, independientemente de su estilo. Allá donde van llenan auditorios cobrando cachés difícilmente superables.

Es seguro que los lectores de estas líneas le habrán escuchado, como solista o con su trío. Quizás también en las primeras etapas de su carrera, con Miles Davis o Charles Lloyd.

Aun así, es probable que nunca le hayan oído tocando un tema de Gershwin dentro de la tradición del piano stride, como en los primeros dos minutos y medio del siguiente vídeo:



En los comentarios de la página de YouTube, hay quien parece no creer que este sea, en verdad, Jarrett, pero sí, es él. Esto es lo que nos cuenta el músico noruego Per Husby sobre el vídeo:

Puedo confirmar que el pianista del vídeo es, efectivamente, Jarrett. La cinta original está en manos del Archivo de Jazz de Noruega, como parte de la colección de Randi Hultin, donada al Archivo a raíz de su fallecimiento.
No obstante, la información relativa a la grabación en sí es incorrecta. Es muy posible que la parte del cuarteto (el tema tiene un fundido a la versión en directo de "Forest Flower" a cargo del cuarteto) sí proceda del concierto de Oslo del 7 de mayo de 1966, pero Jarrett no tocó a piano solo, al estilo de Art Tatum en esa ocasión (lo sé porque estuve presente). Sin embargo, al día siguiente el cuarteto aceptó una invitación de Randi Hultin y acudió a su casa a celebrar el cumpleaños de Jarrett, y en esa ocasión éste se sentó al piano de Randi y tocó varias piezas solo; Randi grabó algunas de esas piezas en su grabadora casera. (Si se escucha con atención, creo que puede oírse de fondo a Randi y a Lloyd riéndose en un par de momentos mientras toca). La grabación completa dura unos diez minutos, o sea que lo que hay en YouTube es un breve extracto. A saber de dónde han sacado ese trozo. De lo que estoy seguro es de que no ha salido del Archivo de Jazz de Noruega.
  • Más sobre Randi Hultin, aquí (en inglés).
  • Más sobre Per Husby, aquí (Wiki) (en inglés).
  • Más sobre el Archivo de Jazz de Noruega, aquí (en inglés).

04/03/2013

Citas de músicos: Chet Baker

La aparición de Chet Baker en la escena jazzística y su éxito comercial han sido siempre cuestiones espinosas para los aficionados al jazz. Estas son un par de opiniones contrapuestas sobre Baker como cantante de dos colegas músicos

Russ Freeman, acompañante y director musical de Baker cuando se estrenó en disco como cantante:
Para serte sincero, nunca me gustó mucho como cantante... La idea de tener a Chet cantando no me gustaba para nada. Sólo servía para desviar la atención sobre lo que hacíamos instrumentalmente. Pero yo cumplí con mi trabajo, claro.
Jeroen de Valk: Chet Baker - His Life and Music
(Berkeley Hills, EE UU, 2000)


Art Farmer, trompetista, tras escuchar un dúo improvisado por Baker y June Christy, antes de que Baker grabase como vocalista:

¡Sí! ¡Sí! ¡Precioso! Sabes, Chet, deberías cantar en tu próximo disco.

Afirmación con la que June Christy, cantante experimentada, también se mostró de acuerdo, según el relato del fotógrafo William Claxton con respecto a la única vez que oyó a Baker cantar antes de que grabase su primer disco vocal, citado en William Claxton: Young Chet (te Neues Publishing Company, EE UU, 1999).

Lo mejor de los pinitos del Chet Baker cantante se puede escuchar en Spotify.

Aquí se puede leer un artículo, en inglés, de Ted Gioia con más elogios de Farmer para Baker.

Para escuchar sin prejuicios: Chet Baker con Paul Bley en Spotify.

19/02/2013

DEP Federico García-Herraiz

Para quienes nos adentramos en el jazz desde un pueblo pequeño, sin internet ni otros lujos que hoy damos por sentado, la llegada de Cuadernos de Jazz a la biblioteca municipal era un acontecimiento. Su lectura, como la escucha de los pocos discos que uno tenía, calaba con la misma rapidez con que el agua desaparece en tierra seca.

En esa época de educación tan sentimental como musical, la de Federico García-Herráiz era una de las firmas de las que yo rumiaba hasta las comas. Aunque con el tiempo compartimos páginas, nunca llegué a conocerle en persona, y las veces que le vi, siempre con bastón a pesar de su aparente juventud, fue antes de mi entrada en la revista y no me atreví a saludarle y darle las gracias por lo aprendido.

Federico nos dejó apenas una semana después que Raúl Mao. Del primero no tengo ninguna foto, pero con Raúl he encontrado esta, del Jazzaldia de 1999, de tiempos, en muchos aspectos, más felices.

Con Max Roach y Raúl Mao en San Sebastián, julio de 1999